Un fiscal sumergido en el Sename
Emilfork, abogado de la U. de Concepción, que hasta el inicio de la Reforma Procesal Penal fue oficial de justicia en Carabineros, aún guarda parte del uniforme con el que descubrió que quería ser fiscal: una gorra verde y un certificado del postítulo en Derecho Procesal Penal, Juicio Oral y Litigación y Derecho Penal que hizo el año 2000.
Emilfork dejó la abogacía en Carabineros en 2004 para convertirse en uno de los primeros fiscales de la Región Metropolitana. El 16 de junio de 2005, y ya en este rol, participó en la audiencia inaugural del nuevo sistema acusatorio, por un homicidio ocurrido ese año en La Legua Emergencia.
Emilfork fuma a lo menos una cajetilla diaria de cigarrillos, pero bucea a 50 metros de profundidad. Lo ha hecho en Isla de Pascua, Pichidangui, Playa Blanca y Quintay. Y de esas experiencias guarda decenas de imágenes y videos que ha capturado bajo el agua.
Llegar al fondo es lo que intenta también el fiscal en la superficie. Desde que investiga el caso Sename que se sumerge en los hogares que están dispuestos desde Arica a Punta Arenas para mirar donde hasta ahora nadie lo había hecho.
En todas las regiones hay al menos un fallecimiento. Al equipo de Emilfork le ha tocado viajar al menos 38 veces hasta ahora para reconstruir en detalle esas muertes.
-Haré lo que esté en mis manos para que a los niños se les proteja -advierte mirando el volcán y ajustando sus lentes ópticos de marco rojo.
Son sus últimas horas en Puerto Montt. Pronto tomará un avión a Santiago para hacer diligencias de carácter reservado, como viene realizándolas hace cuatro meses y medio.
Desde que asumió como fiscal regional en 2011 que frases como estas salen en sus cuentas públicas:
-!Hasta cuándo los fiscales van a seguir quedándose en coordinaciones con café y galletitas y a pierna cruzada¡ -exclamó en las últimas semanas, por ejemplo en Osorno.
Emilfork está a la cabeza del caso Sename, pero no ha abandonado las cerca de 60 mil investigaciones que ingresan a la Fiscalía de la Región de Los Lagos cada año.
Cuando el 12 de julio pasado el fiscal nacional Jorge Abbott lo llamó para asignarle el caso, Emilfork estaba esperando a dos de sus cuatro hijos que viajaban desde Estados Unidos. Era primera vez que Laura y Pedro, de 12 y 16 años respectivamente, tomaban un avión solos y el fiscal había pedido unos días libres para dedicarse a ellos, pero debió cambiar de planes.
-Pocas veces los seres humanos tenemos la chance de hacer algo noble y los niños de Chile lo valen -cuenta que pensó en el momento.
-¿Pudo haber dicho que no?
-Pude, pero dije de inmediato que sí.
-¿No lo pensó siquiera?
-Sí.
-¿Buceando?
-No, lo decidí en la superficie, desde la cabeza y el corazón.
Quienes lo conocen en la Fiscalía Regional de Puerto Montt, cuentan que desde entonces "se transformó en un pulpo". Al día siguiente, el 13 de julio, pidió las carpetas de Lissette y Rechel. Pero atendiendo a la información que el propio Sename había entregado al Congreso y que señalaba al menos otras 185 muertes, el fiscal pidió ampliar la investigación a otros posibles casos.
Solicitó a los demás fiscales regionales que le informaran si tenían dentro de sus registros causas cerradas o vigentes de niños muertos en los centros. Y ocho días después, el equipo de Emilfork se dejó caer al mismo tiempo en las distintas direcciones regionales del Sename para pedir la lista de niños fallecidos en los últimos 10 años, fichas médicas de los mismos y sumarios que se hubieran realizado.
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