La evolución del cuerpo de las chilenas
El cuerpo de la chilena ha cambiado en las últimas seis décadas. También la forma de llevarlo, de mostrarlo y de comprenderlo. Los cánones por los que se ha regido han sido propios de un tiempo y espacio. Si en los sesenta lo que más se lució fue la cintura, en los setenta las piernas y en los 80 los hombros, en los 90 la figura femenina adoptó una forma, más bien, andrógina y en los 2000 volvieron las curvas. Es lo que ha observado de cada época la artista visual María José Mir, tras embarcarse en una investigación de corporalidad.
María José Mir dice:
-Las medidas del cuerpo han cambiado. La manera de medirlo y desde dónde se mide también. Lo único que es continuo es que las mujeres siempre estamos tratando de "encajar" en algo. Intentando adecuarnos.
La revolución de la píldora
La boutiquera de Vog, Carmen Rojas, recuerda que para principios de los sesenta, cuando ella y sus amigas eran veinteañeras, sus cuerpos eran delgados y acinturados.
-Y no hacíamos nada de nada-dice-. Nadie hacía gimnasia. Comíamos comida chilena, cazuela, charquicán, cosas sanas. A los pollos no les inyectaban nada.
Para Carmen Rojas, los sesenta estuvieron marcados por la primacía de la cintura. Había mujeres que para remarcarla ocupaban cinturones por debajo de la ropa o enaguas de tul. Ella, dice, no usaba nada.
-Yo fui bien natural. Uno era tal como era, como te había tocado ser. Hoy hay un culto al cuerpo. Veo a niñas trotando todo el tiempo.
Para Carmen Rojas, los íconos eran Brigitte Bardot y Mary Quant. Ellas impusieron el bikini y la minifalda, prendas que revolucionaron la forma de mostrar el cuerpo.
Cuando se socializó la píldora anticonceptiva en Chile, la historiadora y académica de la PUC y de la UDP Ana María Stuven recuerda que ella y sus amigas se estaban casando. Esto tensionó todo.
-En la cultura que a mí me toco vivir -dice Stuven- el cuerpo femenino estaba muy asociado a la moral cristiana. No había que mostrarlo mucho.
La píldora supuso una revolución.
-La mujer fue dueña de su cuerpo. Significó la liberación. Y marcó mucho a las mujeres. Yo creo que hasta les cambió el cuerpo -dice Carmen Rojas.
Eran tiempos complejos. A fines de los sesenta, el arzobispo de Valparaíso, Emilio Tagle, amenazó con excomulgar a quienes ocuparan bikini en las playas de su diócesis. La advertencia provocó división.
Pero, en los 70, Ana María Stuven ocupó bikini. También minifalda. Fue espectadora de la revolución hippie, pero, más que eso, del auge de los movimientos de liberación femenina, que exigían que la mujer dispusiera de su cuerpo ya no solo para la procreación, sino también para el goce. La era espacial permitió el acceso a nuevas telas, que se adherían al cuerpo y permitían mostrar la silueta. Con las pantis se podía exhibir muslo. La ropa interior -dice Jacqueline Dussaillant-...
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