Estrategia antiterrorista - 12 de Agosto de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 453196758

Estrategia antiterrorista

En momentos en que la administración de Obama ha estado cuestionada por la intromisión de las agencias de espionaje en las comunicaciones de los estadounidenses, este episodio (se interceptó una teleconferencia entre varios líderes de Al Qaeda sobre eventuales ataques) avivó el debate sobre qué debe prevalecer en una sociedad abierta: ¿la seguridad o la privacidad y las libertades individuales? Para la Casa Blanca, la información captada por controvertidos medios legales fue de gran valor para evitar ataques que se preparaban en distintos puntos. Será difícil saber si efectivamente esos atentados estaban en camino, pero el valor asignado a la prevención se explica ante la incertidumbre de la acción de terroristas dispuestos a inmolarse para dañar a sus "enemigos".

Al margen de la polémica, EE.UU. ha demostrado capacidad para obtener datos de inteligencia por distintas vías. Las actividades de los organismos de seguridad con capacidad de análisis y el uso de tecnologías de punta no son suficientes para obtener toda la información necesaria. Esas agencias disponen también de informantes o infiltrados en las organizaciones extremistas, que pueden facilitar datos clave, solo captables por personas que se mueven en ellas. Es arriesgado, pero imprescindible. Desbaratar al menos un golpe terrorista ya es una misión exitosa.

Las informaciones de la semana pasada pusieron el foco en Yemen, donde una filial de Al Qaeda es muy activa y tiene gran presencia en una sociedad de tribus y clanes que protegen a sus miembros más militantes. Allí, EE.UU. ha destinado 600 millones de dólares desde noviembre pasado para la lucha antiterrorista, pero también para programas sociales y de transición a la democracia, en la idea de que deben solucionarse los problemas que "alimentan el extremismo".

Como Yemen, otros países del mundo musulmán plantean riesgos para la seguridad estadounidense, y también son campo donde se libra lo que se llamó una "guerra global contra el terror". Obama prefiere definirla como una "serie de esfuerzos persistentes y enfocados a desmantelar redes específicas de extremistas violentos que amenazan a EE.UU.", que no solo incluye ataques quirúrgicos contra sus líderes, sino también apoyo a las instituciones políticas y al desarrollo económico. ¿Será este el enfoque adecuado para terminar con las amenazas, o es ingenuo confiar en esta estrategia que mantiene a EE.UU. vinculado a comunidades que no quieren tenerlo cerca?

Las frías relaciones...

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