Un escritor en terapia - 3 de Enero de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 551259894

Un escritor en terapia

-Durante una buena cantidad de años me dio por despotricar contra esa forma de vida. Me parecía en extremo vacía, superficial. Después me di cuenta de que mi problema no tenía tanto que ver con quienes apuestan a vivir en proyectos inmobiliarios rodeados por palmeras, sino más bien con que no me cabía en la cabeza la posibilidad de que alguien necesitara tantos metros cuadrados construidos, tantos hijos, autos y leseras para andar más o menos contento consigo mismo.

La crítica de Correa no es azarosa.

La que describe es la forma de vida con la que se crió y que correspondía a un mundo del que recién ahora decidió hacerse cargo. Meterse ahí tuvo costos. Le significó, por ejemplo, distanciarse de lo que estaban haciendo otros escritores de su edad.

Alberto Fuguet, quien presentó Autoayudaen julio pasado, resume así el lugar que tiene Correa en esta generación:

-Creo que su rol es el del outsider.

Dejar el barrio

Esto ocurre en la familia que el ingeniero comercial Gabriel Correa y María Luisa Molina, dueña de una tienda de ropa, comenzaron. En ese hogar, donde tenía cinco otros hermanos que estudiaron carreras como Derecho, Ingeniería Comercial, Diseño y Publicidad, Matías Correa, el mayor de todos ellos, descubrió los libros como una casualidad. Primero, por las novelas históricas y bestsellers que leían sus padres. Y, después, gracias a Eugenio, su abuelo paterno, que le regaló un volumen de Zoología general y, más adelante, un tomo sobre dinosaurios.

En su memoria, la única explicación posible para meterse en los libros fue su timidez. Aunque también es cierto que el mundo que encontró en su barrio y en su colegio ayudaron a que buscara maneras de alejarse.

-La congregación a la que pertenecía el Cumbres (Legionarios de Cristo) apostaba a influenciar en estratos de élite. Por ende, estaban abocados a formar, fundamentalmente, gerentes, economistas, ingenieros, abogados. Yo nunca quise ser gerente de nada.

-Vivías en La Dehesa. ¿Cómo recuerdas ese barrio?

-Era el lugar aspiracional de Chile. Eran las palmeras de Miami, metidas ahí. Pero había matices. Ves que por muy católicos que sean, tienes amigos con padres separados. Por muy clase alta que sean, ves que hay amigos que no tienen para pagar el colegio. Y además vas entendiendo que, especialmente en lo que respecta a la vida doméstica, son vidas tan fracturadas como las de cualquiera.

-¿Cómo llegas a esa idea?

-No tuve ninguna experiencia hito. Pero me pasó que con la adolescencia, el...

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