Escape de Los Angeles - 3 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 522512246

Escape de Los Angeles

Ya antes de terminar las entrevistas lo había decidido: montaría una especie de remake, mi versión personal de Escape de Los Angeles, esa película apocalíptica de los años 90. En la sucursal de la librería Barnes y Noble del mall The Groove compré el guión de mi filme: un par de guías sobre California. Según Google, hay 615 kilómetros entre Los Angeles y San Francisco, y también hay tres posibilidades para cubrirlos: la expedita Carretera 5, algo así como la Panamericana de California; la 101, una vía que va a medio camino entre la 5 y el mar; y estaba la Ruta 1, que corre pegada a la costa y que parte precisamente en Los Angeles.

No tenía duda alguna: mi escape de Los Angeles sería a través de esta última ruta. Sin parche pirata en el ojo, pero con más ganas de huir de esta ciudad que el personaje que en esa película interpretaba Kurt Russel, el lunes en la mañana hice el check out del hotel. Tomé mi último taxi en LA y le dije al conductor que me llevara a una oficina de arriendo de automóviles.

Aquí estoy ahora. El día todavía es un bebé mientras enfilo hacia Venice, la playa del carrete que, junto a Santa Mónica, marca el extremo norte de esta ciudad, y también el más exclusivo.

El mar frente a Venice, sin ser cálido -tiene una temperatura similar a la de Bahía Inglesa, por decir algo-, es ideal para hacer surf o simplemente meter los pies en el agua y disfrutar, en total relajo, de las maniobras de los que sí saben manejar una tabla. En esta zona, por cierto, el surf cubre un muy amplio espectro demográfico: lo practican desde niños a abuelos, todos vigilados -por si hay emergencias- desde unos palafitos, sobre los cuales unos salvavidas observan toda la playa y a sus ocupantes; palafitos iguales a esos en los que se dejaba ver Pamela Anderson en la serie de televisión Guardianes de la Bahía (aunque en ese caso, toda la acción ocurría en Santa Mónica).

En la peatonal costanera de Venice, los colorinches puestos de venta de hotdogs se pelean espacio y clientes con los de pizzas económicas y los que venden implementos para fumar marihuana (y bueno, también la yerba en cuestión). En la zona también se ven numerosas tiendas de venta de poleras, donde predomina ampliamente el rostro del actor Jeff Bridges en su personificación del gandul Dude, su personaje de El Gran Lebowski. Otro clásico.

Venice relaja. Hace peder la noción del tiempo. Cuando llego de vuelta al estacionamiento, resulta que he perdido tanto la noción del tiempo que he excedido el plazo permitido. Y la oficial que había visto al llegar a estacionarme, no desperdició su oportunidad: encuentro una multa por 63...

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