Es hora de aprender este nombre: TRAIRI - 25 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 585435470

Es hora de aprender este nombre: TRAIRI

Ivanor Lencina es en realidad Nonô, como lo conocen todos por aquí, un gaúcho de Porto Alegre que llegó a Flecheiras hace doce años buscando un lugar tranquilo y soleado para huir de la ciudad y que, como muchos, decidió quedarse para siempre. "Con mi mujer nos habíamos dicho: 'cuando cumplamos 40 vamos a cambiar de vida', y así lo hicimos. Comenzamos a hacer pizzas. Al principio fue difícil. Aquí no había nada. Solo un par de posadas y tres barracas de playa. La misa era el último domingo del mes, cuando venía el padre. Eso cambió: ya hay misa todos los domingos".

Nonô cuenta su historia bajo una noche estrellada de octubre en su restaurante de Flecheiras, mientras las pizzas se cocinan en el horno y el viento tibio del Nordeste brasileño mueve las palmeras. Hoy tiene su propio restaurante, una vida calurosa donde las camisas y las corbatas no existen y un terreno de 15 por 30 metros que hace once años compró por 1.300 dólares y que hoy vale 26 mil.

Flecheiras es una de las cuatro playas que conforman Trairi, pequeño municipio en la costa del estado de Ceará, cerca de la línea del Ecuador, que recién comienza a aparecer en el mapa turístico del Nordeste brasileño. Hoy, Trairi es uno de esos sitios donde el cliché del "tiempo detenido" no es tan -TAN- cliché; donde hay una sola calle principal de piedra que une a sus cuatro pueblos costeros -Flecheiras, Guajiru, Emboaca y Mundaú-; donde los burros y las vacas caminan libres por la arena, donde los pescadores todavía se levantan al alba para sacar langostas; donde los niños juegan a la pelota día y noche, y donde los viejos se sientan toda la tarde en el patio de sus casas porque allí está más fresco y porque, en realidad, no hay mucho más que hacer, ni mucho más adonde ir.

Para ubicarse, Trairi está a medio camino, por la ruta CE-085, entre Fortaleza y Jericoacoara, la playa más famosa del estado y que hace unas tres décadas vivió lo mismo: era un lugar remoto, pequeño y solitario, rodeado por dunas, donde no había nada ni nadie hasta que un puñado de extranjeros aventureros lo "descubrió" y se instaló allí y abrió posadas y restaurantes y agencias y así llegó el turismo y el dinero y la simple palabra "Jeri" se convirtió en un sinónimo más del paraíso, o de algo parecido.

La historia de Trairi es similar. Si en sus orígenes, a fines del siglo XVII, fue colonizada por misioneros católicos que llegaron a evangelizar a los indígenas del lugar, hoy puede decirse que quienes volvieron a colonizar estas...

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