Encarnizada cordialidad - 22 de Enero de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 920723319

Encarnizada cordialidad

La venganza es el motor de este libro, venganza planeada y ejecutada por mujeres y narrada con fruición exquisita. La historia de esa venganza está lejos de desplegarse de la manera convencional, según una disposición diacrónica, horizontal y lineal, sino que se asemeja a un intrincado y fascinante laberinto, en el cual las piezas se van reuniendo como en un rompecabezas. En ese puzle el autor se preocupa aplicadamente por los detalles -lo cual no quiere decir en modo alguno que se trate de una narración morosa, al contrario-, "puesto que sin detalles no hay historia, y a la mierda los tiempos, el tiempo. (...) la historia siempre se come al tiempo". En otra parte dice: "El tiempo se mueve de formas muy raras: se desenvuelve, se adelanta, hace rodeos antes de seguir su curso y en esas pausas, esos frenazos, esos desvíos o retrocesos el pasado y el futuro se tocan e impregnan entre sí".A cambio de la disposición diacrónica -que rechaza-, Castillo propone un relato contado por un narrador fantasmal y basado en las coincidencias y las sincronías. Esas sincronías recogen los hilos del corazón, el corazón sacado de su lugar, exhibido, palpado y trasplantado, el corazón diseccionado, robado, guardado en formol, atesorado y después devorado. El corazón de una persona, que es central en la narración, es el órgano humano literalmente considerado, el corazón enfermo de un trasplantado o el corazón sano de un donante (supuesto) o el corazón muerto de un cadáver, pero también metonímicamente, es el corazón de Chile (así llaman al primer narrador de la novela) y es el corazón del poder, el nudo de toda dominación. Por estos desplazamientos se escurren los niveles de escritura de la novela y las eventuales perspectivas de lectura.La novela del corazón es, pues, un relato arriesgado en lo formal, aunque muy seductor, ya que también el siniestro mundo representado por él no da tregua y transforma al lector en detective y lector necrófilo.El relato, que exhibe una gran capacidad del autor para hacer comparecer lo visual a través de las palabras casi al borde de lo cinematográfico (puede evocar ciertas películas de David Cronenberg), se caracteriza por una retórica cercana a la estética de lo gore : la sangre salpica y corre por doquier, abundan las vísceras y los cuerpos diseccionados o en putrefacción, los quirófanos y las morgues, los órganos arrancados, los cadáveres en continuidad con los vivos, los olores deletéreos, todo descrito con proximidad...

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