El discurso de la Modernidad y el reclamo mapuche. - Núm. 2003, Septiembre 2003 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56593234

El discurso de la Modernidad y el reclamo mapuche.

AutorHerrera, Francisco J.
CargoTextos

INTRODUCCIÓN

El trabajo que continuación presento, se origina en dos momentos de reflexión en torno a lo político; el primero dice relación con el proceso de construcción de un contexto filosófico, como es el gran acontecimiento de la Modernidad el cual es asumido dentro de esta perspectiva como el escenario interpretativo en el cual se desarrolla la reflexión, acción y proyección política de occidente. En ese sentido creemos que gran parte de nuestro devenir político se da dentro de un campo interpretacional construido bajo las coordenadas de la modernidad, ejemplo de ellos son los conceptos de ciudadanía, participación, legitimidad, soberanía popular, etc.,elementos que también encontramos en las definiciones esenciales de los currículos educativos, donde se exponen claramente las metas en clara consonancia con los principios del pensamiento moderno, como la autonomía, la tolerancia, la participación ciudadana, el diálogo, etc. Ahondaremos en ello más adelante, lo que interesa rescatar en esta primera mirada es que somos parte de un contexto filosófico llamado Modernidad escenario teórico y práctico, en tanto acción orientada, que establece el marco desde el cual construimos y abordamos los fenómenos políticos.

El segundo momento, tiene relación con la emergencia de un conflicto, que si bien es anterior al posicionamiento definitivo de la Modernidad, se nos presenta hoy bajo las categorías políticas de ésta. Los mapuches vuelven a hacer presente, en el debate político, su exigencia de reconocimiento es decir la necesidad de ser considerados desde su diferencia, como un otro, un distinto legítimo. Desde ese contexto haremos una revisión del proceso de construcción del Estado en Chile, para hacer aparecer desde ahí la problemática que nos convoca como sociedad, como es el tema mapuche. Por un lado, nos interesa destacar de qué manera y bajo que supuestos el Estado de Chile se ha hecho cargo de esta situación y por otro determinar la validez política de las demandas del pueblo mapuche a partir de las mismas claves del modelo político de la Modernidad. Particularizamos esta lucha a través de los mapuches, porque en ella estamos directamente involucrados y nos permite reflejar un conjunto de problemáticas que se vienen denominando como la de los pueblos originarios. Nos parece aún más relevante porque siendo tan directa la manera en que estamos involucrados, no sólo como individuos que habitamos un mismo territorio, sino como partes de una Universidad comprometida desde su origen con el Estado de Chile, y que, no casualmente desde sus inicios hasta nuestros días ha sido parte activa en el silenciamiento de esta problemática. Hoy que volvemos a escuchar la protesta, hoy que nuevamente somos interpelados, tenemos nuevamente la oportunidad de ser un aporte a la construcción de una salida a este conflicto.

Estamos involucrados en tanto somos capaces de interpretar nuestra actualidad y leer en ellas las tensiones que ameritan un juicio político. Como dice Foucault, resituando el pensamiento de la Ilustración de Kant, "Es probable, que el más certero problema filosófico sea el problema del presente y lo que nosotros somos, en este preciso momento." [2]

Nuestro objetivo es mostrar la manera en que el sistema filosófico político de la Modernidad reacciona frente a una solicitud de esta naturaleza. En ese sentido entendemos que siendo el problema presentado dentro del marco de la modernidad, las posibilidades de salida están también inscritas en la lógica que subyace a esta matriz filosófica.

Para ello consideramos fundamental avanzar en la investigación de, por un lado, el proceso de posicionamiento de la Modernidad como matriz filosófica de Occidente, que busca poner en juego nuevos sentidos para la acción política, donde ésta no sea meramente el ejercicio de estrategias de dominación sino por el contrario la dinámica de desarrollo de las potencialidades de la humanidad. Sin embargo al hablar de posicionamiento estamos también haciendo alusión al proceso a través del cual este modelo esta matriz filosófica se ha ido plasmando en la historia, se ha ido haciendo carne, y en esa perspectiva nos permite observar el escenario, la geografía, los elementos sobre los cuales y a través de los cuales se realiza este posicionamiento. Las ideas de autonomía y participación son apropiadas en proceso políticos concretos, bajo condiciones culturales determinadas que han modelado la manera de llevarlas a cabo. Una muestra de ello fue la manera en que nuestros procesos de independencia y formación del Estado siendo parte de la gran apuesta de la Modernidad, niegan la legitimidad de un otro a tener igual trato y mucho más hacer lo posible por terminar con esa diferencia.

Hoy día somos sorprendidos por la radicalidad del reclamo mapuche, felizmente para la humanidad no tuvieron éxito los deseos y presagios respecto a los pueblos originarios (algunos a lo menos siguen habitando esta tierra).

En editorial del Mercurio, del 24 de Mayo de 1859, citada por Foerster, dice "Los hombres no nacieron para vivir inútilmente y como los animales selváticos, sin provecho del género humano; y una asociación de bárbaros como los pampas o como los araucanos, no es más que una horda de fieras, que es urgente encadenar o destruir en el interés de la humanidad y en el bien de la civilización"

Hoy el tema está nuevamente en discusión bajo otros parámetros menos siniestros, pero igualmente intensos ¿qué derechos les asisten a los pueblos originarios?

En el momento que se pone al tapete el tema de la participación, asistimos o somos parte del acontecimiento filosófico de la modernidad; al tematizar sobre la participación aparecen los puntos críticos, las zonas claves que se dan en torno a la línea divisoria, a los criterios de inclusión - exclusión. La pregunta emerge naturalmente ¿qué da derecho a participar?, ¿por qué nosotros no?. Es posible recrear la metáfora territorial cuando se habla de lo político, se le reconoce como un espacio, un campo con deslindes determinados que establecen diferenciación y a la vez cercan su entrada. Un campo virtual; un espacio diferente a un territorio, pero con fronteras y deslindes y cercos tan eficaces como los otros. Al actualizar el tema de la participación se actualiza el tema del poder, lo pone de manifiesto, pone luz sobre aquel territorio virtual; permite visualizar sus límites, deslindes y cercos. Acreditarse políticamente significa de alguna manera estar en condiciones de correr, abrir, romper los cercos, recrear nuevamente el espacio público; cuestionar la actualidad del trazado social, redefinir la situación del poder.

En la medida que el tema de la participación adquiere sentido en sectores sociales y personas que lo vuelven a considerar como el elemento fundante de su legitimidad ciudadana es en esa medida que la modernidad reverbera y se posiciona en lo actual. Permite el movimiento; posibilita la disputa que invita, que interpela a discurrir y discutir sobre lo político, sobre la legitimidad de lo público, sobre el estado actual del poder. Abre la discusión, dirige la mirada a la pregunta por el sentido de lo social, por el sentido del estar juntos ¿hacia dónde vamos? ¿quiénes participan de esta orientación?, ¿quiénes deciden tal orientación? Con ello aparece, como una invitación a ser parte de esta disputa, y con ello participar legítimamente en el espacio público, o mejor dicho construir este espacio público en torno a tales cuestionamientos, que a la vez "me" habilitan como un legítimo participante de este espacio. [3]

  1. Posicionamiento del discurso político Moderno

    El posicionamiento de la Razón, como eje de la modernidad

    Al hablar de posicionamiento de la Modernidad nos referimos a la emergencia de un modelo político que encuentra en la razón y la libertad sus principios fundamentales. Es una transformación radical pues implica cambiar un modelo de autoridad basado en esquemas religiosos a uno donde será la razón la que debe proveer de los sentidos necesarios para la vida en comunidad. La razón en sus diversas manifestaciones tanto cognoscitivas como morales, va modelando un escenario en el cual empieza a jugar un rol estelar. Hace emerger la posibilidad de que toda sujeto, sea en sí la unidad fundamental de todo proceso humano. No más intermediarios, ni representantes, ni guías absolutos. La razón se transforma en un patrón común que permite la igualación de la especie humana. Cada uno en tanto sujeto dotado de razón es capaz de actuar conforme a una legalidad universal.

    Es así como asistimos con la Modernidad a un proceso democratizador basándose en la presencia de la razón. Este elemento es postulado en gran parte de la literatura filosófica de la época y va consolidando su presencia, legitimándose como medio pertinente y efectivo para la construcción de una comunidad política. Tal afirmación es evidentemente en oposición al modelo eclesial y tiene por pretensión sentar las bases de un nuevo momento cultural.

    Al hablar de razón o racionalidad estamos queriendo dar cuenta un sentido amplio y no sólo aquel que la confunde o reduce a su dimensión cognitiva. La gran transformación que configura el acontecimiento de la Modernidad es la posibilidad de reconocer al ser humano, en tanto ser racional, como sujeto. Como unidad autónoma y en ese sentido capaz de hacerse cargo de su devenir. No obstante esta identidad, ser en verdad un ser autónomo, se da en un proceso, no es algo dado, se trata más bien una meta. Es en ese sentido que determina una dinámica cultural, la que vemos sintetizada en la invitación de la Ilustración formulada por Kant. i ten el valor de servirte de tu propia razón! [4]

    Esta invitación desencadena un proceso permanente de desarrollo de la racionalidad, una dinámica esencialmente emancipadora. La ilustración exige romper con moldes mentales que mantienen a cada uno atado tanto a las autoridades sociales, como a los propios prejuicios. El ser humano está envuelto en una...

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