El diluvio viñatero - 9 de Mayo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 637883881

El diluvio viñatero

Adicionalmente, este año, producto de un febrero cálido y un marzo fresco, las parras de tintos en todo Chile presentaban un retraso de cerca de 10 días en el desarrollo de los azúcares, por lo que muchos agricultores prefirieron retrasar la vendimia. Por eso se estima que más de la mitad de las bayas tintas en la zona central estaba todavía colgando en los viñedos a mediados del mes pasado.

Y llegó la lluvia.

No cualquier precipitación. A mediados abril, cayeron cerca de 150 milímetros en un par de días. Siete días después, otro frente aportó cerca de la mitad de la lluvia del episodio anterior.

-Por lejos, ha sido la vendimia más complicada de mi vida profesional, explica Gualda.

Recién dos días después de terminadas las lluvias y que el suelo absorbiera el agua, fue posible ingresar con vehículos para comenzar la cosecha. Había que hacerlo lo antes posible para evitar el deterioro y las enfermedades en la uva. Eso sí, demoró casi una semana en conseguir las máquinas, producto de que todos se lanzaron a vendimiar. Una dificultad logística que tuvo buena parte de los viticultores chilenos.

Claudia Torres, presidenta del Grupo de Transferencia Tecnológica Viñas 2000, que reúne a 15 productores de uva y vino del Maule, con 3.500 hectáreas en total, explica que no solo las vendimiadoras se hicieron escasas, también faltaron camiones para trasladar la materia prima y las plantas receptoras de uva no dieron abasto para recibir la fruta.

-Hubo bastante descoordinación entre las bodegas y los productores. Nos conseguíamos una máquina cosechadora y te mandaban un camión para retirar la uva, se llenaba y teníamos que parar. La máquina tenía que partir a otro predio antes que llegara el nuevo camión, explica Claudia Torres.

La líder viñatera comenta que los problemas de logística en esta vendimia fueron mucho mayores que en 2010, a pesar del terremoto, pues la buena calidad sanitaria de la uva en ese año permitió más tiempo para la cosecha.

En este abril, sin embargo, las uvas expuestas a la lluvia mostraban un deterioro mayor. Las rajaduras que se generaron en las bayas producto del agua fueron la puerta de entrada a los hongos.

-En muchos casos, las máquinas cosechadoras pasaban por un sector y metros más adelante se caían las uvas, porque no podían sostenerse, afirma Eduardo Silva, asesor vitícola.

Algunos agricultores incluso dejaron de cosechar una parte de los cuarteles. El nivel de agua en el suelo, especialmente en los más pesados, imposibilitó el ingreso de maquinaria.

Los problemas de la vendimia se extendieron más allá del campo. En las empresas productoras de vino...

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