El dilatado esfuerzo de Chile a través de su historia por acoger a los inmigrantes - 13 de Septiembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 582343170

El dilatado esfuerzo de Chile a través de su historia por acoger a los inmigrantes

La selectiva colonización alemanaPrimero a cargo de Bernardo Philippi y luego en manos de Vicente Pérez Rosales -como agentes que viajaron a Alemania en busca de familias que quisieran asentarse en la zona de Valdivia y Llanquihue en la segunda mitad del siglo XIX-, la colonización alemana de este período constituye el proceso de inmigración más organizado en la historia de Chile. Tuvo como herramienta la ley de Inmigración selectiva (1845) y, pese a que el proceso sufrió problemas y ripios, logró convertir a Valdivia en un polo de desarrollo industrial e impulsó decididamente el desarrollo agrícola de la zona.

"Seremos chilenos honrados y laboriosos como el que más lo fuere", dijo en 1851 Carlos Anwandter, parte de la primera oleada de colonos que se asentó en Valdivia y que tuvo un carácter más industrial, al fundar curtiembres, cervecerías, astilleros y aserraderos, entre otros establecimientos. Muchos de estos colonos venían huyendo de la inestabilidad política y económica tras la frustrada revolución de 1848.

Luego vendrían más oleadas de inmigrantes que se instalan en las zonas al sur de Valdivia, en la ribera del lago Llanquihue y en la naciente ciudad de Puerto Montt (bautizada así en 1853). El plan contemplaba estímulos de parte del Estado -que sufrieron modificaciones con el tiempo-, como ayuda para costear los pasajes y otros auxilios. Según describe el historiador Enrique Brahm en su reciente obra "Los Brahm. De Werl a Puerto Montt", "el beneficio más importante que correspondía a los emigrados era la entrega de una hijuela en la que se establecería la familia, pues lo que el gobierno quería era fundamentalmente atraer a agricultores que pudieran explotar los terrenos baldíos". El colono tenía un plazo máximo de seis meses para establecerse en la hijuela y el título de propiedad se le entregaba cuando tuviera "una casa regular y dos cuadras de terreno con cierros y un buen estado de los cultivos" . También se les proporcionaba otras ayudas, como "semillas, una yunta de bueyes, una vaca parida, tablas y clavos". Algunos de los auxilios se daban en calidad de préstamos y debían ser restituidos en ciertos plazos.

El Censo de 1907 indica la presencia de 10.724 alemanes y hoy se establecen cifras que estiman entre 150.000 y 500 mil los descendientes del proceso de inmigración alemana. Luego hubo focos más acotados de inmigración en otras zonas, como Valparaíso y La Araucanía y también un contingente de académicos, científicos y médicos que llegaron -la mayoría- invitados por el Estado chileno y se constituyeron en pieza fundamental en el desarrollo cultural del país. Entre ellos Rodolfo Lenz, Federico Johow, Max Westenhöfer, Rodulfo y Federico Philippi, Friedrich Hanssen y Francisco Fonck.

El siglo XX registra la llegada de nuevos inmigrantes germanos, claro que no en la escala del siglo XIX. Entre los casos más curiosos están los tripulantes del navío de guerra alemán Dresden, que se hundió en Juan Fernández en 1915. Durante el resto de la I Guerra su tripulación estuvo recluida en la isla Quiriquina y cuando fueron liberados muchos decidieron establecerse en Chile. No hay cifras exactas, pero se calculan alrededor de 60. "Se quedaron marinos del Dresden en varias ciudades y pueblos de la región, como Concepción, Penco y Los Ángeles. Un grupo numeroso se fue a Contulmo, pues los habitantes de esa colonia alemana, fundada en 1884, fueron generosos para acogerlos", relata el historiador Armando Cartes-Montory.

Suizos en el surRespecto de los inmigrantes suizos que han arribado a distintos puntos del país, se calcula que entre 1883 y 1886 llegaron más de 1.300 desde Bordeaux al puerto de Talcahuano. Desde allí se movieron hacia la zona de Angol y pueblos como Victoria, Traiguén, Lautaro y Collipulli. Según consigna Alberto Dufey en su libro "Crónica de la emigración suiza en La Araucanía", el gobierno chileno entregaba las tierras, entre 40 y 60 hectáreas (dependiendo del tamaño de las familias), los costos del viaje, más una mesada diaria para consumo de la familia durante el trayecto, y una vez asentados, insumos para construcción, junto con una mesada por dos años. "El colono en Chile debía firmar un contrato simple donde se comprometía a trabajar la tierra que le había sido otorgada, construir una casa y cercar la propiedad. Al tercer año debía comenzar a devolver en dinero el valor total de todos esos beneficios, teniendo como plazo ocho años. Al no pagar, perdía su derecho, y la tierra volvía a manos de Estado. A algunos les fue bien y a otros no tanto", señaló Alejandro Rogazy, quien en el año 2010 montó una muestra fotográfica sobre esta migración.

Croatas e italianosSe lee en la historia "Chile en cuatro momentos" que las líneas de vapores que frecuentan las rutas comerciales entre Europa con California tienen a nuestros puertos de Valparaíso, Punta Arenas, Antofagasta y otros como lugares de parada obligada. Esta circunstancia, unida a la difusión de rumores sobre nuevas oportunidades de riqueza rápida, atrae a inmigrantes provenientes del mar Adriático, especialmente de Dalmacia e Italia. Los primeros croatas desembarcan principalmente en Punta Arenas y el norte salitrero hacia 1872, estableciéndose como almaceneros con negocios de importaciones, y prosperarán rápidamente. También los croatas se establecen en Punta Arenas atraídos...

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