Diario pandémico de un repartidor de comida - 17 de Octubre de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 850490944

Diario pandémico de un repartidor de comida

"Mi nombre es Andrés Segura, soy de La Florida y tengo 34 años. Soy representante en Chile de la organización 'Ni un repartidor menos', que se creó en México, después que un trabajador murió atropellado por un camión recolector de basura y la empresa no se hizo cargo. Acá en Chile, después del estallido social, aumentó la cantidad de repartidores accidentados. Ahora mismo tenemos el caso de un compañero en coma inducido después de que lo impactara un chofer en estado de ebriedad. Como soy papá, me preocupé de qué podía pasar con mis hijos si yo me accidentaba, me enfermaba o era desvinculado arbitrariamente y por eso decidí participar. Hemos tenido mujeres asaltadas, repartidores agredidos, robos de bicicleta, robos de las mochilas y durante este periodo trabajadores contagiados de Covid-19. La desprotección del repartidor es alta y la idea nuestra es ayudar a esos repartidores, además de entrar en el debate de la legislación de las aplicaciones de reparto que, por fin, al parecer, se está tomando más en serio"."Yo trabajo para Uber Eats, pero antes trabajé dos años en Rappi. Comencé en este rubro para aumentar mis ingresos cuando fui papá de gemelos, al mismo tiempo que me vi adeudado y con problemas para cumplir con lo que ellos necesitaban. No es lo único que hago: por las noches trabajo como reponedor en Wallmart y con lo que gano como repartidor logro armar un sueldo de unos 600 mil pesos por mes. Al principio me llamó la atención este sistema, porque me permite trabajar sin horario fijo ni supervisión directa, pero con el tiempo comencé a vivir todos los problemas que tiene y que se potenciaron con la pandemia"."Por ejemplo, pasamos de repartir comida a tener que cargar compras de supermercados en las mismas maletas de siempre. Antes del estallido social los pedidos que hacíamos en supermercados eran pedidos pequeños, de fin de semana, de no más de 35 mil pesos. Pero con el estallido comencé a recibir pedidos de 80, 100, 150 mil pesos, que se han mantenido durante la pandemia. Al comienzo de las cuarentenas trabajábamos con shoppers , que eran chicos que hacían las compras adentro y nosotros pasábamos a buscarlas. Pero muchas veces me tocó a mí mismo hacer filas de más de una hora para tener que hacer la compra porque los shoppers no alcanzaban. El riesgo ahí era que fallara la tarjeta que te pasaba la aplicación justo cuando tenías que pagar. Cuando eso ocurría tenías dos opciones: rechazar el pedido o pagar con plata de tu bolsillo...

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