Las desconocidas caletas de la costa de Puerto Montt - 12 de Junio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 642239369

Las desconocidas caletas de la costa de Puerto Montt

Humberto "Rulo" Soto guía su bote por el ancho y tranquilo río Maullín. Tiene 50 años y es buzo desde los 17. Ahora está hablando de su vida en el agua. De cuánto le gusta bucear, de las cosas que ha visto, de la sensación de estar en el fondo del mar, aunque lo haga a la antigua y salvaje usanza, es decir, usando manguera en vez de tanque de oxígeno. Rulo se vino desde Puerto Montt a vivir acá porque tenía un cuñado y, bueno, porque el trabajo llama. Cuenta que una vez pescó un pez luna de 150 kilos y luego enumera los mariscos que ha recolectado a lo largo de los años: almejas, locos, piures, picorocos, lapas, machas y erizos.

Vamos con Rulo en la cabina interna de su barco, el Anaconda II, navegando desde Maullín -pueblo a una hora de Puerto Montt, hacia la costa oeste- hasta Quenuir, una localidad en la desembocadura del río donde hay dos lagunas que son una especie de santuario para las aves migratorias, que llegan tanto del norte (Alaska) como del sur (Patagonia). Un desconocido tesoro de la naturaleza donde, nos dicen, es posible ver la mitad de las aves que habitan en Chile y unas 20 especies migratorias, como el zarapito de pico recto y curvo, el chorlo chileno e, incluso, flamencos.

Tras 45 minutos de navegación ya estamos en Quenuir Bajo, donde estaba el pueblo original, que se inundó con el terremoto del 60, lo que hizo que la gente se fuera a vivir más arriba: a Quenuir Alto. Desde allí caminamos unos 10 minutos por la orilla de la playa hasta llegar a una de las lagunas. Vemos queltehues, distintos tipos de patos, garzas y cisnes coscoroba. También avistamos a un solitario flamenco: la marea aún está muy alta para que los otros lleguen a este banco de arena. Rulo los sabe identificar muy bien.

"Para ver las aves la gente suele ir a los miradores que hay por allá", dice Rulo apuntando el sentido opuesto por el que veníamos, "pero por acá es más rápido y fácil. Poca gente lo sabe. Es que aún no llegan muchos hasta acá".

Tras ver los distintos tipos de aves, llega el momento de emprender el regreso. En el transcurso nos cruzamos con la barcaza La Pincoya, que realiza este mismo trayecto para la gente local. Un poco más allá vemos a otro transbordador que va a La Pasada, frente a Maullín. Y también aparece un bote que trabaja en la extracción del pelillo, un alga a la que se le conoce como el "oro negro" porque es usada como fertilizante y en la industria farmacéutica. Por eso en la zona hay varias parcelas de siembra, donde trabajan otros pescadores.

Finalmente recalamos en el terminal pesquero de Maullín, que se inauguró en marzo y que reemplazó a la antigua dársena de Maullín, un simple acceso de tierra al río donde se ven algunas embarcaciones varadas. En el moderno terminal hoy no hay mucho movimiento: es un día de mal tiempo. Pero en rigor, Maullín es así: un pueblo esencialmente tranquilo, con casas de madera muy coloridas, y donde lo que se hace es pasear por los ríos...

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