Las derechas de Piñera - 11 de Marzo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 705126937

Las derechas de Piñera

En ese largo lapso que va de 1932 al golpe de 1973, la derecha ganó con el voto popular solo una vez, con Jorge Alessandri.

Y ahora ocurre que la derecha, en apenas una década, ha ganado el voto popular por dos veces. Minimizar ese hecho -para evitar su mal sabor- sería un error intelectual de grandes proporciones.

¿Cuál es el significado de este hecho? ¿Qué desafíos deberá encarar el nuevo gobierno?

El juego de suma cero de la política

Las elecciones -todas las elecciones, claro, y no solo las políticas- suponen escoger entre bienes alternativos. Cuánto valor se asigne a una opción política es siempre un juicio relativo a la competencia. Aristóteles decía, por eso, que todas las elecciones humanas eran mixtas: nunca se escoge lo mejor a secas, siempre se escoge dentro de un conjunto de oportunidades el mal menor.

Por eso puede afirmarse, en primer lugar, que el triunfo de Piñera no solo es una adhesión a la derecha, también es un juicio desfavorable hacia la izquierda. El balotaje es siempre un juego de suma cero: lo que ganó uno, lo perdió el otro.

La Presidenta Bachelet quiso saldar cuentas con el pasado, el suyo y el de la izquierda. Su crítica más bien amarga, y a veces casi apocalíptica a la modernización que la centroizquierda llevó adelante por dos décadas, la distanció de la sensibilidad de los nuevos grupos medios. La razón es muy sencilla. La trayectoria vital de esos grupos -fuente de su orgullo y de la autonomía que han adquirido- está constituida por los bienes adquiridos gracias a las transformaciones realizadas en el mismo lapso que era objeto de crítica. El consumo, el acceso masivo a la educación superior de pronto se presentó como un engaño, un timo, una escenografía vital que engañaba a sus actores y escondía el abuso. Todo eso transmitió una devaluación de la trayectoria y el ascenso que esos grupos habían experimentado. La lección primera de la política moderna según la cual el liderazgo debe conferir reconocimiento al valor que los grupos se asignan a sí mismos, se incumplió.

Y el resultado está a la vista.

Quién ganó

Piñera haría mal entonces en olvidar el origen de su triunfo y creer que lo que ganó fue la tradicional agenda de la derecha.

Cosas como el conservadurismo moral que algunos de sus miembros, verdaderos carcamales, atesoran; la secreta gratitud a la dictadura que, aún oculta, todavía existe; la creencia de que el Estado mientras más pequeño es más virtuoso; y el apoyo a una sociedad puramente contributiva donde cada uno recibe en salud, educación o pensiones lo que previamente aporta (el exacto revés de la fórmula de Marx según la cual de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad), no fue lo que ganó la elección.

Esa agenda de la derecha, la agenda que hasta ahora ella ha abrazado, no fue la que logró la adhesión de la ciudadanía.

La ciudadanía prefirió a la derecha porque vio en ella, ya se ha dicho, mayor capacidad de gestión y una mayor promesa de eficiencia; pero, sobre todo, la prefirió porque con su actitud y su discurso logró brindar reconocimiento a la trayectoria de esos grupos medios surgidos a la sombra de la...

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