Curicó Unido le falta el respeto a la U y la deja cada vez más cerca del temido descenso
F atalidad tras fatalidad. Desgracia tras desgracia. Universidad de Chile volvió a comportarse como un equipo angustiado, pero no solo eso: mostró ser famélico en fútbol y obeso en problemas; raquítico en espíritu y gordo en conflictos.En La Granja protagonizó una nueva película de terror, otra más, apenas Felipe González, el juez, apretó play .Emanuel Ojeda, hombre de experiencia, cometió un error de principiante que Rodrigo Holgado aprovechó para asistir a Federico Castro. Cristóbal Campos evitó la caída en el mano a mano, pero el rebote le llegó a Yerko Leiva. Y el formado en la U no falló.Los asistentes al estadio no habían terminado de acomodarse cuando Curicó Unido ya estaba en ventaja.Golpe duro. Al mentón. La U, sin embargo, no se fue a la lona, e incluso se creó una opción para igualar vía Lucas Assadi.Eso, hasta que otro tipo calado como Álvaro Brun usó la fuerza desmedida para robarle el dominio a Castro y el réferi lo expulsó sin titubeos. "Se ve, porque lo vimos, que no le pega en la cara, pese a que el jugador de ellos salió con hielo. Ese es un error; el segundo es que no lo fue a ver al VAR. Son dos errores", se quejó el estratega Diego López.Se acababa el primer tiempo y la U debía reordenar el panorama. Ojeda retrocedió para reforzar la última línea y Felipe Seymour ingresó por un opaco Jeisson Vargas con la misión de proteger la zona de quite. Daño por partida doble: los azules perdieron sin la pegada del ex Unión La Calera y Seymour, bueno, está lejos de ser un obstáculo para los rivales.El empate llegó mediante una jugada de esas que salen más de suerte que fruto de un trabajo elaborado: pelotazo del meta Campos, pivoteo de Ronnie Fernández y picotón de Darío Osorio ante la salida de Fabián Cerda. La igualdad no duró mucho: Curicó Unido, que durmió una buena siesta después del primer festejo, despertó, aceleró y rápidamente tomó de nuevo la ventaja gracias al oportunismo de Holgado.De ahí en más, solo hubo un equipo en la cancha. Los azules se desplomaron, perdieron toda lucidez y casi no ofrecieron resistencia. Bayron Oyarzo desperdició el tercero, lo mismo que Holgado, dos veces, aunque en la última más meritorio fue la intervención de Ignacio Tapia, salvador en la línea de sentencia.El 3-1 de Juan Pablo Gómez, en los descuentos, premió a quien fue mejor, a quien mostró un fútbol más claro y fue más contundente. "Llevaba mucho tiempo sin anotar. Un año. Y justamente ese gol había sido a la U", recordó el lateral...
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