Los cuentos de Jaime Hales
Hay un niño que se relaciona con naturalidad con hombres importantes que vienen a su casa: presidentes, ministros, políticos chilenos de la década del 50. Ese niño, Jaime Hales, que todavía no sabe leer y escribir, desconoce que esos amigos de su papá -el abogado democratacristiano Alejandro Hales- hacen política mientras toman té en el living de su casa.-Desde muy chico tengo el recuerdo de haber visto a viejos solemnes en mi casa, como don Carlos Montero, que fue ministro del Interior. Yo tenía 5 años cuando mi papá fue ministro la primera vez (biministro de Agricultura y de Tierras y Colonización en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo). Estaba convencido de que el general Ibáñez era una especie de abuelo mío, porque me tomaba en brazos y lo visitábamos el domingo en su casa en Dublé Almeyda. Ese era el mundo de mi papá.Jaime Hales, 74 años, alto, vestido con camisa azul y chaleco sin mangas, la barba larguísima y gran vozarrón, cuenta su historia como si fuera una fábula. Antes de dedicarse a lo que hace hoy, leer y enseñar el tarot y ser terapeuta de vidas pasadas, tuvo un recorrido que dio muchas vueltas. Escribió poesía y ensayo, estuvo un año en el Seminario, ingresó a la DC, fue abogado de derechos humanos, asesor en temas de educación del PNUD, participó de la fundación de instituciones académicas y fue dirigente de la Sociedad de Escritores de Chile.-De repente me di cuenta de que he hecho muchas cosas. He estado haciendo y haciendo -dice, gesticulando con las manos-. Me puse a ordenar mi propia información y se me ocurrió empezar a mostrar algunas cosas que he hecho a lo largo de la vida.Acaba de publicar Relatos de tanto tiempo , libro de cuentos, algunos inéditos y otros aparecidos en revistas o antologías, que hablan de amor, erotismo, muerte y política. Y está trabajando en otros más: un libro sobre vidas pasadas; otro que describe como una reflexión política del futuro desde una "mirada acuariana" (por la Era de Acuario), y un tercero que es una recopilación de una acumulación de anécdotas que quiere compartir.-He conocido a mucha gente valiosa y he estado en el trasfondo de muchas cosas, como la fundación de la Universidad Andrés Bello o del Instituto Nacional del Fútbol, por ejemplo.-¿Todo ese material no da para escribir sus memorias?-No lo quiero llamar mis memorias porque me parece vanidoso. Y no es que yo no lo sea, porque todos tenemos algo de vanidad, pero no me gusta serlo. Prefiero seguir el ejemplo de Alfonso Calderón, que escribía pequeños artículos que recopilaba, y no escribir con el ejemplo de...
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