Cuba, el descontento de los nietos - Núm. 330, Agosto 2021 - Revista Libertad y Desarrollo - Libros y Revistas - VLEX 875358842

Cuba, el descontento de los nietos

AutorCristián Garay Vera
CargoProfesor universitario
Páginas19-20
Redes
POR: Cristián Garay Vera, Profesor universitario
Una de las representaciones artísticas
más reveladoras del régimen cubano la
ofrece Cuatro estaciones en La Haba-
na (2016), disponible en Netflix, ficción
policial sobre textos de Leonardo Padu-
ra. El escenario es La Habana, capital en
ruinas, museo de los 60, sobre el telón
de la fraseología interminable acerca
de los “logros” de la Revolución. En ella
desfila una pobreza generalizada, de
vez en cuando alterada por los pecadi-
llos de la elite cubana en la liquidación
de los bienes de la oligarquía cubana
prerrevolucionaria, que debe inves-
tigar el detective Mario Condé. Una
visión microscópica de las desigualda-
des y atropellos a diario sobre la gente
común. Desde luego Paduro, que no se
ha movido de Cuba, conoce la distancia
entre el discurso y la realidad.
La elite cubana fue tan radical que
durante la Crisis de los Misiles (1962),
cuando los soviéticos retrocedieron
respecto a emplazar misiles nuclea-
res, su líder, Fidel Castro, aconsejó un
ataque atómico sobre el sur de Estados
Unidos. Más tarde, Cuba fue el epicen-
tro del apoyo logístico y material a las
más diversas revoluciones, y cumplió el
papel en terreno en las guerras Etiopía
y Eritrea, en la Guerra contra Israel en
favor de Siria, Angola, Zaire y Mozambi-
que, donde combatió a la Sudáfrica del
Apartheid, obteniendo la victoria sobre
los sudafricanos.
Para explicar este impulso militar hay
que recordar que Cuba tenía un ejér-
cito bastante extenso para su tamaño
demográfico, fuerzas armadas que a
la par de constituir un muro disuasivo
frente a cualquier repetición de Bahía
Cochinos, era la moneda de inter-
cambio en los subsidios soviéticos. Se
ha calculado que Cuba recibió unos
US$ 4.000 millones en apoyo econó-
mico, sin contar con los US$ 200 millo-
nes del arriendo del Centro de Radares
Lourdes en Pinar del Río a la URSS, y los
aportes del Consejo de Ayuda Mutua
Económica (CAME) directos a La Haba-
na. Para tener una idea del monto, el
Plan Marshall supuso US$ 13.000 millo-
nes para un grupo de países, que sí se
usaron en la reconstrucción propia.
Pero dentro de la dirigencia cubana,
la expansión de la revolución era un
deber, y el internacionalismo una prio-
ridad superior al bienestar de la pobla-
ción, sus programas como Batalla de
las Ideas financiaron a escritores e
intelectuales en la Guerra Fría, mien-
tras los índices sociales y condiciones
materiales estaban en una decadencia
imparable, las más de las veces atribui-
das al bloqueo estadounidense. Pero
mientras tanto, su activismo subversi-
vo no cesaba como el desembarco de
Maracuchuto en 1967, dirigido contra la
democracia venezolana.
Sin embargo, el subsidio soviético cesó
tras la caída del Muro de Berlín y el fin
de la URSS. Entonces culpar al boqueo
era una fácil solución para mantener el
modelo económico y político de control
sobre la población, que estaba insta-
lado no sólo sobre la represión, sino
también sobre la épica de los Castro y
Guevara y la constitución de La Habana
como ícono de la Revolución. Al fin y al
cabo, los dineros habían sido aprove-
chados para nuevas aventuras.
Las sonrisas volvieron con el triunfo de
Hugo Chávez, cuando además de los
lazos ideológicos se construyeron otros
económicos. Chávez, convencido que
encabeza una nueva revolución mundial,
incluyó la donación de petróleo a Cuba, y
la isla no se esforzó en cambios sustanti-
vos: el turismo, por ejemplo, lo entregó al
ejército. En ese contexto, algunos analis-
tas han sostenido que Cuba es un Esta-
do parásito de la Revolución, necesitado
de otros Estados para sus necesidades
económicas.
Por cierto, Cuba desarrolló un discur-
so internacionalista donde, aparte de
la asistencia en armas e inteligencia,
aparecieron otros supuestos avances
en la educación, la igualdad entre los
cubanos y los avances científicos y
sanitarios. En este aspecto Cuba no fue
parca. Además de promocionar nuevos
medicamentos, de presentarse en una
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CUBA, EL DEsCONTENTO
DE LOS NIETOS
REDES
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