Crecimiento y fragmentación del periurbano valdiviano. Efectos del urbanismo neoliberal en una ciudad intermedia del sur de Chile. - Vol. 49 Núm. 147, Mayo 2023 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 931950370

Crecimiento y fragmentación del periurbano valdiviano. Efectos del urbanismo neoliberal en una ciudad intermedia del sur de Chile.

AutorMarchant, Carla

Introducción

En América Latina, el proceso de urbanización ha sido rápido y constante (Da Cunha & Rodríguez Vignoli, 2009), influenciado principalmente por el dinamismo económico experimentado por la región en la segunda mitad del siglo XX, que la ha transformado en la más urbanizada del mundo en desarrollo (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], 2020). En efecto, un 80% de la población latinoamericana vive en ciudades de 20.000 habitantes o más (CEPAL, 2012a, 2012b). Autores como Brenner y Schmid (2016) señalan que nos encontramos en la denominada "era urbana", ya que, por primera vez, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. Lo anterior supone una serie de preguntas relativas a la condición urbana contemporánea global y a su desarrollo futuro, especialmente a partir de la actual crisis sanitaria por el COVID-19, la cual cuestiona y tensiona algunas prácticas del modo de vida urbano. Sin embargo, a pesar de esto, es indudable que el proceso de urbanización se ha convertido en uno de los principales motores de transformación del espacio geográfico y también en una actividad que ha permitido la absorción de los excedentes de capital y de trabajo, favoreciendo el proceso de acumulación capitalista (Harvey, 2013).

En Chile, el proceso de modernización capitalista impuesto durante la dictadura militar implicó una serie de cambios estructurales que tuvieron un fuerte impacto en el crecimiento urbano (Hidalgo & Borsdorf, 2009). La liberalización y privatización de servicios públicos estratégicos, sumadas al repliegue del Estado en su rol de orientador del desarrollo y promotor de iniciativas públicas, propició el advenimiento de un modelo de desarrollo urbano de corte neoliberal. Así, la neoliberalización económica, junto al proceso de globalización cultural, se vio particularmente reflejada en las grandes ciudades y metrópolis, que se consolidaron como los principales focos de las transformaciones socioeconómicas y culturales de la época. Santiago se alzó como un referente de este modelo de crecimiento en el sistema urbano nacional, impulsado por la dinámica capitalista, cuya expresión más clara se vería en los denominados "artefactos de la globalización" (De Mattos, 1999). Estos corresponden a centros comerciales, autopistas urbanas y suburbanas, núcleos empresariales y barrios cerrados, los cuales configuraron la nueva fisonomía de la ciudad, concitando el interés de numerosos investigadores que se dedicaron a comprender los efectos del nuevo modelo de organización metropolitana. Dicho modelo se caracterizó por ser más fragmentado y policéntrico que sus antecesores, como la ciudad bipolar heredada del proceso de industrialización impulsado por el Estado (Borsdorf & Hidalgo, 2008).

La relevancia que las grandes urbes y metrópolis (1) tuvieron en este periodo llevó a una menor atención a los patrones de crecimiento de las ciudades intermedias y menores de cada sistema urbano, a pesar de que ellas concentran gran parte de la población mundial (Bellet et al., 2015). Llop et al. (2019) añaden que las características que definen a las ciudades intermedias van más allá de variables espaciales y demográficas; fundamentalmente, su capacidad para vertebrar y cohesionar el sistema urbano estableciendo vínculos urbano-rurales, y dinamizar su entorno productivo y económico regional. Asimismo, por su escala, estas ciudades permiten trazar e implementar estrategias que las sitúan en diversos escenarios, desde regionales a incluso internacionales, con menores recursos que las grandes urbes, a la vez que pueden "intermediar" diversas funciones y roles, dado su componente de transversalidad territorial (Llop et al., 2019). Algunos ejemplos de estas funciones son: i) la intermediación de escala y rol en la urbanización y desarrollo; ii) la intermediación de las economías en relación con el medioambiente; iii) la intermediación en las relaciones urbano-rurales de urbanización; iv) la intermediación por la escala humana; v) la intermediación por su topología de distancias de escala humana, entre otras.

En el caso de Chile, el interés por el estudio del crecimiento de las ciudades intermedias se ha centrado en aquellas urbes que tienen entre 100 y 300 mil habitantes, coincidentes con las capitales regionales, siendo escasos los estudios para ciudades más pequeñas (Maturana, 2015). Autores como Henríquez (2014) señalan que "las rápidas transformaciones territoriales de las ciudades medias chilenas han impactado la estructura física y social del paisaje urbano, configurando ciudades fragmentadas y difusas, especialmente por parches urbanos que corresponden a uso residencial de baja densidad asociados a estratos socioeconómicos altos" (p. 315). Así, se evidencian procesos de expansión urbana similares a los de las grandes ciudades, observándose dinámicas de segregación y fragmentación que conllevan complejos desafíos para la planificación territorial. Ejemplo de ello son los examinados en trabajos recientes, como el de Toro y Orozco (2018), quienes analizan los efectos de la segregación urbana en seis ciudades intermedias de Chile (2) y evidencian que la segregación sociorresidencial se encuentra en proceso de agudización y réplica de los fenómenos similares ocurridos en las grandes ciudades altamente segregadas del país, como Santiago, Valparaíso y Concepción.

Maturana et al. (2018) y Santiago et al. (2016) señalan que un número importante de las denominadas ciudades medias o intermedias están presentando rasgos de metropolización de sus espacios y, por tanto, nuevos y múltiples desafíos en términos de planificación urbana. En el caso de Valdivia, (3) autores como Borsdorf (2000) y Maturana y Rojas (2015) precisan que esta es una ciudad intermedia de crecimiento demográfico "muy lento", debido a condicionantes político-administrativas y estructurales que durante años influyeron en provocar este escenario. Entre ellas destacan diversos hechos históricos y geográficos: el terremoto de 1960, que frenó el desarrollo urbano, reconfigurando los patrones de crecimiento; el aislamiento provocado por la lejanía a la Ruta 5 Sur, vía estructurante de la conectividad nacional; (4) y la pérdida de jerarquía en el sistema urbano regional, cuando la ciudad fue anexada a la Región de Los Lagos en 1975 (Espinoza & Zumelzu, 2016). Por estas razones, Hidalgo et al. (2009) la consideran una ciudad "aletargada" dentro del sistema urbano chileno. Sin embargo, en los últimos años, y especialmente tras la creación de la Región de Los Ríos en 2007, la ciudad ha concitado un interés creciente por parte de la población nacional. Según datos del "Barómetro Imagen-Ciudad--Versión 2020" (Visión Humana, 2021), Valdivia se posiciona como la ciudad del país preferida para vivir, con un 54%, seguida de Viña del Mar (49%) y La Serena (45%).

Lo anterior se debe a las características privilegiadas de su emplazamiento y atractivos paisajísticos, relacionados con cursos fluviales (ríos Calle-Calle, Cau-Cau, Cruces y Valdivia), además de una extensa red de humedales que bordea y serpentea vastas zonas de la ciudad y sus alrededores. Estas características han influido notablemente en la configuración de Valdivia en las últimas décadas, y en su posterior expansión a partir del surgimiento de parcelaciones de agrado, que se han transformado en un tipo de urbanización relevante en la actual fase de desarrollo de la ciudad. Las parcelas de agrado son definidas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) (2020) como una tipología de crecimiento inorgánica que se dio con fuerza en la década de los noventa y que transformó y reestructuró las periferias de las ciudades. Hicieron posible este proceso la desregulación y liberalización del mercado del suelo impuestas por la Política Nacional de Desarrollo Urbano de 1979, y especialmente el Decreto Ley 3516 de 1980, el cual establece las normas de división de predios rústicos. La ley los define como inmuebles de aptitud agrícola, ganadera o forestal ubicados fuera de los límites urbanos, cuya superficie no sea inferior a 0,5 hectáreas.

Este trabajo analiza la forma en que, durante el periodo comprendido entre 2004 y 2020, se ha desarrollado el crecimiento periurbano de la ciudad de Valdivia y, específicamente, el rol que las parcelaciones de agrado y loteos irregulares o "brujos" (5) han desempeñado en este proceso. Espinoza y Zumelzu (2016) apuntan que actualmente Valdivia se ve afectada por la urbanización extendida, con proyectos inmobiliarios expansivos y desarticulados que no logran consolidar nuevas áreas urbanas, provocando la conformación de suburbios en los sectores sur, este, y oeste. Han generado así tanto un proceso de expansión demográfica como la pérdida de la ciudad compacta orientada hacia su río que existió en décadas pasadas (Borsdorf, 2000). Águila y Prada-Trigo (2020) corroboran esto, señalando que la ciudad ha crecido a partir de lo que denominan "fragmentos urbanos", dirigidos a poblaciones de mayores recursos y en sectores privilegiados, y resaltan al respecto la importancia de la variable ambiental en la manera en que la ciudad crece. A partir de tal enfoque, sostenemos que, en el periodo señalado, el proceso de expansión urbana se ha visto influido principalmente por el avance de las parcelaciones de agrado y de loteos irregulares o brujos en sectores periurbanos de alto valor ambiental y paisajístico. Lo anterior responde a las prácticas productoras de suelo urbano amparadas en el actual modelo de desarrollo urbano neoliberal, donde el negocio inmobiliario, movilizado por agentes privados, se ha transformado en el principal actor planificador de las ciudades. Este fenómeno ha sido ampliamente estudiado para las áreas metropolitanas del país (Fuentes & Pezoa, 2017; Hidalgo et al., 2009; Naranjo, 2005). En el caso de ciudades intermedias, como Valdivia, la producción académica ha tomado fuerza en los últimos años (Águila & Prada-Trigo, 2020; Espinoza &amp...

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