El corazón del Museo
-Así fue, nomás, como dijo don Sergio. Fueron circunstancias que se dieron, pero el museo no tuvo nada que ver en no casarme. Pero llevo tanto tiempo aquí, no tiene sentido que siga, obviamente debería venir una persona más joven, con más energía -dice Aldunate, de trato afable, sentado en su oficina en el ala más nueva del museo, decorada con varios cuadros y un estante con libros.Su abuelo y su padre eran abogados. Seguir la misma carrera que ellos, dice, era como un túnel sin salida. Estudió Derecho en la Universidad de Chile y ejerció durante varios años, pero en 1968 el trabajo escaseaba y terminó entrando a la carrera de Antropología con mención en Arqueología, que es lo que le apasiona. Allí tuvo como compañera de curso a Ángela Jeria, hasta hoy una de sus grandes amigas. Eran los mayores de la clase:-Con Ángela tenemos mucho que ver. A Michelle (Bachelet) la conocí de niña, le tengo mucha simpatía, voté ambas veces por ella. Y a Beto (el general Alberto Bachelet) lo quise mucho, un tipo extraordinario. Estuve con él cuando lo detuvieron en su casa tras el golpe, fue muy trágico todo lo que les pasó. Me afectó mucho a mí y a todos los amigos cuando tuvieron que partir al exilio.Aldunate ya trabajaba en arqueología -estuvo en terreno en los altos del Loa, investigando a la cultura atacameña-, cuando a fines de los 70 fue contactado en Zapallar por el arquitecto Sergio Larraín García-Moreno, un gran coleccionista que quería levantar un museo para exhibir las numerosas piezas prehispánicas que había recolectado en distintos viajes: desde telares a utensilios y huacos. Le ofreció dirigir el museo; una oferta que no pudo rechazar."Aún me pellizco", dice, cada mañana que entra al museo. "!Qué cosa más fantástica es trabajar aquí¡", se repite. Aunque sabe que en diciembre ya serán 37 años en el cargo y que el retiro está cada vez más cerca.Corazón de AméricaEn febrero pasado los precios del museo bajaron para los visitantes chilenos: de 4.500 a 1.000 pesos la entrada general y de 2.000 a 500 los estudiantes; en cambio, subió a 6.000 el precio para los extranjeros, que hasta antes de la medida eran quienes más asistían. Esto es parte de una nueva etapa en la que se busca atraer al museo a los niños y a los adultos chilenos. Y ha funcionado: crecieron en un 53 por ciento los asistentes locales en comparación con el año anterior y se han hecho habituales los tours de colegios. Las proyecciones indican que superarán con creces los 137 mil visitantes que tuvieron en 2017.-Era partidario de mantener los 4.500 pesos para todos -reconoce Aldunate-. Me molestaba la discriminación a los extranjeros, cobrarles más, pero acá no les costó convencerme. Me decían que los chilenos llenaban el museo los días en que la entrada es gratuita (el primer...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba