Sobre las convulsas aguas del Sudeste Asiático: una mirada desde Singapur
En un flujo incesante, enormes petroleros, portacontenedores y graneleros se cruzan con pequeños remolcadores y botes pesqueros que surcan la principal vía o punto de asfixia del comercio marítimo global. Mientras el petróleo y gas viajan con dirección este hacia las gigantescas economías industriales de China, Japón, Corea del Sur y Taiwán, en sentido opuesto o hacia Europa navegan a diario decenas de miles de autos, teléfonos inteligentes y prendas de vestir que se han vuelto imprescindibles para la vida moderna.
Y es en este mismo lugar donde empieza a tomar forma lo que se conoce como el hoy disputado Mar del Sur de China, un área de unos 3,5 millones de km {+2} que reclaman a pedazos Brunéi, China, Filipinas, Indonesia, Taiwán y Vietnam.
Aunque Singapur tiene el alivio de no tener demandas sobre esta zona por la cual atraviesan cinco billones de dólares en bienes al año, y donde se cree que aparte de recursos pesqueros hay depósitos de hidrocarburos, a la vez cuenta con razones más que suficientes para estar preocupado.
Probablemente hay pocos estados que dependen tanto de que la libertad de navegación se mantenga desde y hacia el Mar del Sur de China. Gracias a su posición estratégica, su pasión por el libre comercio, heredada de los británicos, y la capacidad de emprendimiento de su población mayoritariamente de origen chino, esta pequeña ciudad-estado de 697 km {+2} ha superado las barreras de escala para convertirse en un polo logístico, financiero y tecnológico de talla global.
"El mundo es nuestro hinterland , porque no tenemos uno", reconoce una joven diplomática de Singapur, que prefiere mantener el anonimato, al igual que la mayoría de los funcionarios gubernamentales.
Esta misma visión, que ha permitido a sus 5,6 millones de habitantes alcanzar uno de los per cápita más altos del mundo (sobre US$ 85.000 al año, según poder de paridad de compra), esconde también su mayor debilidad, ya que este puerto natural de aguas profundas que sirve de bisagra entre el Pacífico y Índico está muy expuesto a cualquier disrupción en las cadenas de suministro de la economía. Y de esta vulnerabilidad geográfica se explica la lógica de Singapur para relacionarse con sus vecinos y las grandes potencias.
El rugido del león
Cuando lo ha querido, Singapur -que significa "la ciudad del león"- ha recurrido a los tribunales internacionales para resolver sus disputas territoriales con sus vecinos. Con Malasia resolvieron las reclamaciones sobre los...
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