La conquista del invierno más difícil de todos
C on los últimos pero radiantes rayos de sol del pasado 16 de enero, un poco antes de las cinco de la tarde de Pakistán (9 de la mañana en Chile), diez nepaleses se tomaron de los brazos y, cantando el himno de su país, completaron los diez metros que faltaban para poner sus pies sobre la cumbre del K2.El gesto era planeado. La hazaña -la primera expedición en alcanzar la segunda cumbre más alta del mundo en invierno- no sería un logro personal, sino el de todo un pueblo.Este registro en la "Montaña salvaje", merecido apodo para esta cima ubicada a 8.611 metros, en la frontera de Pakistán y China, había sido una obsesión para expertos escaladores. Ahora, la meta tan codiciada en el mundo del montañismo quedaría a nombre de 9 sherpas y un gurkha, representantes de un pueblo que históricamente sirvió de apoyo vital, y casi anónimo, a las expediciones occidentales. Esta vez, ellos eran los protagonistas.Una semana después de logrado el K2, Mingma David Sherpa sonríe feliz en la foto de perfil de su WhatsApp que lo muestra sobre esa cima. Hablamos primero durante una escala en su viaje entre las capitales pakistaní, Islamabad, y nepalí, Katmandú, donde vive.Lo de Mingma y sus nueve compañeros de cumbre ha sido un glorioso regreso a casa. Sus nombres ya están grabados en la historia del montañismo mundial. Al aterrizar en Nepal, el recibimiento en el aeropuerto fue el de un rock star , y luego en las calles de Katmandú, fervientes ovaciones resonaban a su paso mientras saludaban desde un vehículo abierto.-¿Que tal esa recepción, que abarcó desde el Primer Ministro a cientos de niños que quizás ahora también sueñan con subir montañas?-Sentí un orgullo inmenso. Representé a mi pueblo en esa cumbre y esa bienvenida me puso la piel de gallina. Era la celebración de un triunfo como país. Estaba profundamente conmovido por los gestos de la gente, de las autoridades, del Primer Ministro.Mingma David Sherpa tiene 32 años. Nació en Faktalung, una villa a 1.550 metros sobre el nivel del mar, en el distrito de Taplejung, Himalayas nepaleses. Y como la mayoría de los sherpas, parecía prácticamente destinado al montañismo por su capacidad de adaptación y desempeño en grandes alturas. Comenzó a escalar muy joven y su primera cumbre fue, nada menos, la más alta del mundo: el Everest, cuando tenía 20 años. Actualmente suma seis ascensos a esa cima, en diversos roles: comenzó como porteador; luego fue sirdar (organizador de expediciones) y sus dos últimas subidas fueron como guía. No es todo. En 2016, se hizo célebre en el circuito del Everest por su rol en el rescate de 52 personas en la montaña durante esa temporada, que dura dos meses. Y a los 29 años apareció en el libro de...
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