Conferencia: 'pluralismo moral, etica de minimos y etica de maximos': conferencia 1. - Núm. 2003, Septiembre 2003 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56593255

Conferencia: 'pluralismo moral, etica de minimos y etica de maximos': conferencia 1.

AutorCortina, Adela
CargoVida

CONFERENCIA <> (1)

PROFESORA ADELA CORTINA (Universidad de Valencia, España)

Facultad de Filosofía y Humanidades

Universidad de Chile

6 de mayo de 2003.

Presentadora

Tengo el grato honor de presentar a Ustedes a la filósofa española Sra. Adela Cortina. Su nombre resulta familiar para la mayoría de nosotros. Ella actualmente se desempeña como catedrática de Filosofía del Derecho, Moral y Política, en la Universidad de Valencia, en España, institución donde ella cursó su Licenciatura y Doctorado en Filosofía. Prosiguió luego sus estudios en las universidades de Munich y Frankfurt, vinculándose y trabajando con filósofos como Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas, principales exponentes de la llamada <>. Adela Cortina ha realizado un extenso trabajo en el campo de la fundamentación moral y muy especialmente también en el campo de la ética aplicada. Es tremendamente prolífica en su producción, y entre sus libros destacamos Ética mínima, de 1986, Ética sin moral, de 1990, Ética aplicada y democracia radical, de 1993, Ética de la empresa, de 1994, Ética de la sociedad civil, de 1994, y El quehacer ético: Guía para la educación moral, de 1996. Dejo entonces con ustedes a la profesora Adela Cortina, que hoy día nos va a ofrecer la conferencia titulada "Pluralismo moral, ética de mínimos y ética de máximo", tema que nosotros le pedimos especialmente.

Adela Cortina

Muchas gracias. En primer lugar quiero agradecer a la Universidad de Chile, y muy especialmente al Centro de Estudios de Ética Aplicada recién fundado, la invitación, como también a la O.E.I., para estar en esta Universidad tan prestigiosa. Quiero agradecer también a Ana Escribar su amable presentación, y a Ernesto Águila, que es quien ha estado bregando con el e-mail para ponernos de acuerdo y que fuera posible que nos encontráramos esta tarde, para hablar de un tema que me parece que es fundamental para la filosofía y para la vida cotidiana, y por eso creo que es de interés para todos nosotros como ciudadanos de un mundo plural, y como filósofos que tenemos una tarea que hacer en ese mundo plural. Por eso yo, en la exposición de esta tarde, voy a intentar ir hablando en los dos niveles; el nivel de la vida cotidiana, y el nivel de la reflexión filosófica.

En principio quisiera preguntarme qué es el pluralismo moral, porque me parece que es de ley empezar aclarando los términos. Y empezaré por algo más inicial todavía, que es la distinción entre moral y ética, que se hace en filosofía de muy distinta manera, pues, a mí me parece que es importante ponerse de acuerdo desde el comienzo acerca de en qué sentido va a ocupar la persona que habla los términos 'moral' y 'ética'. Entiendo que moral y ética, desde el punto de vista etimológico, significan lo mismo, porque a fin de cuentas ética viene del griego ethos, y moral del término latino mores, y los dos vienen a querer decir "costumbre" o "carácter", y en este sentido, tanto la moral como la ética se ocuparían del carácter de las personas, de las organizaciones y de los pueblos. Pero creo que en filosofía necesitamos distinguir entre dos niveles de reflexión y dos niveles de lenguaje a los que podemos asignar los nombres de moral y ética, como podríamos asignar otros, pero creo que estos dos nos son útiles. Necesitamos dos niveles de reflexión y lenguaje; uno de ellos se mueve en el nivel de la vida cotidiana, y el segundo en el nivel de la reflexión filosófica.

La moral, entonces -y ésta es una definición absolutamente convencional- se referiría al ámbito de la vida cotidiana, en el que siempre, en todos los pueblos, ha habido algún tipo de conciencia moral, porque todos han entendido que debían hacerse cosas, que habían cosas que eran mejores que otras y que, por lo tanto, habrían algunas normas o algún sentido de la felicidad que habría que seguir. En este sentido, como decía Kant en aquella famosa nota de la Crítica de la Razón Práctica, que algunos lo habían acusado de haber aclarado -en la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres- el sentido en que se puede utilizar el imperativo categórico no más que como una fórmula. Sin embargo -dice Kant-, esto no es ninguna crítica, porque es como decir que los filósofos hubiéramos inventado la moral por primera vez; como si la moral no hubiera estado desde siempre en el mundo, como si lo que hiciera el filosofo, a fin de cuentas, no fuera utilizar una fórmula, afinar una fórmula, para tratar de determinar qué es lo correcto y qué es lo incorrecto. En ese sentido yo estoy totalmente de acuerdo con la reflexión kantiana en que la moral pertenece a la vida cotidiana, que la ha habido desde siempre, que no la han inventado los filósofos, aunque evidentemente la filosofía ha tenido también influencia en las reflexiones de la vida cotidiana.

La ética sería la filosofía moral, es decir, aquella parte de la filosofía que se ocupa de la moral, de la misma manera que hay una filosofía de la ciencia, o hay una filosofía del derecho, o una filosofía de la religión. La filosofía de la moral, o ética, tendría a mí juicio tres tareas fundamentales, y esto lo vine defendiendo desde mí libro Ética mínima, que es el primero de los libros emblemáticos que escribí. Entiendo que la ética tiene tres tareas con respecto a la moral: en primer lugar, aclarar en qué consiste el fenómeno de lo moral -que no es pequeña tarea. En segundo lugar, tratar de fundamentar la moral; es decir, tratar de dar razón de la moral, decir por qué hay y por qué debe haberla o si no existe ninguna razón, decir por qué no existe. Y, en tercer lugar, tratar de aplicar lo que se ha ganado en el proceso de fundamentación, a la vida cotidiana. Tres tareas que me parecen que son imprescindibles para la filosofía moral, o ética, en relación con su objeto, que sería precisamente la moral.

Desde esta perspectiva, entiendo que desde los años setenta del siglo veinte, uno de los temas centrales de la ética ha sido el de la fundamentación de la moral. El tratar de aclarar, pero también el tratar de fundamentar. Y en ese sentido ha habido distintas propuestas; desde quienes entendían que la moral no tiene ninguna fundamentación racional ni es posible que la tenga; quienes entendían que no la tiene, y además tampoco es necesario ni es conveniente que la tenga; hasta los que entendíamos -desde el principio voy a sacar mis cartas porque si quieren después en la discusión es más interesante saber con quién se esta discutiendo-, hasta quienes entendíamos que, efectivamente, la moral tiene una fundamentación, que es posible fundamentar racionalmente la moral, y entendíamos que la manera de fundamentar debía ser la que voy a defender a lo largo de toda mí exposición, que sería la de una hermenéutica crítica.

En ese sentido, en los años setenta la discusión se planteaba en estos términos -si quieren después entramos en ella-, y creo que al hilo del tiempo, de alguna manera se ha ido confirmando que efectivamente la tarea de la filosofía o el estatuto de la filosofía, consiste en funcionar como una hermenéutica crítica, y creo que esta revalidación, esta comprobación, ha venido por el surgimiento de algo que es novedoso desde los años setenta, que es justamente las éticas aplicadas. Se está creando aquí un Centro -en verdad, se creó el año pasado- de Éticas Aplicadas y yo creo que eso es una buena noticia, porque desde los años setenta del siglo veinte aparecen las éticas aplicadas como una auténtica novedad en el ámbito interdisciplinar, no sólo de la filosofía sino de otros saberes, y creo que las éticas aplicadas, con su desarrollo en estas tres décadas, han venido a confirmar que la tarea de la filosofía consiste en ser fundamentalmente un hermenéutica critica, que va encaminada a múltiples cosas, pero, entre ellas, fundamentalmente dos: tratar de discernir entre lo vigente y lo válido -que me parece que es una tarea fundamental de la filosofía, la de funcionar como crítica, como crítica de las ideologías que permite distinguir entre lo que esta vigente y lo que es racionalmente válido-; y por otra parte, potenciar el uso público de la razón -que es fundamental en una sociedad pluralista. Entiendo que cuando la filosofía funciona como hermenéutica crítica tiene la tarea de la comprensión, que fue recuperada por Gadamer en la línea de Heidegger, pero tiene también la virtualidad de establecer un punto critico que permite distinguir entre lo vigente y lo válido, y permite, también, potenciar el uso público de la razón -que es fundamental en tina sociedad pluralista. El último libro que hemos sacado el grupo que estamos trabajando en Valencia en éticas aplicadas, lleva por título Razón Pública y Éticas Aplicadas, y precisamente, lo que tratamos de mostrar es cuál es el papel de las éticas aplicadas en la razón pública, en la opinión pública de una sociedad plural, en una sociedad plural donde tiene que funcionar la estera de la opinión pública, y creo que la filosofía tiene ahí una tarea fundamental a través de las éticas aplicadas.

Dicho esto, como punto introductorio, entraríamos en la cuestión de qué es el pluralismo moral y qué es el pluralismo ético, porque yo voy a intentar, como les he dicho en esta conferencia, jugar a dos bandas: a la banda de la moral y a la banda de la ética; a la de la vida cotidiana y a la de la reflexión filosófica, que creo que están estrechamente unidas, que creo que se potencian una a otra, y que creo que se esclarecen la una en el funcionamiento de la otra.

¿Qué es el pluralismo moral que se produce en la vida cotidiana de las sociedades con democracia liberal? Tengo que decir en principio que el pluralismo moral se produce únicamente en las sociedades con democracia liberal, no en sociedades con otras tradiciones, como puede ser la tradición islámica, por ejemplo. ?Qué es, en esas sociedades, el pluralismo moral que se produce en la vida cotidiana?. A mí juicio, el pluralismo moral se explica por la articulación de dos tipos de ética: una ética cívica mínima, y unas éticas...

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