El concubinato - 2ª Parte. Las uniones de hecho - Derecho de familia. Incluye modificaciones de la ley 21.400 - sexta edición, 2023 - Libros y Revistas - VLEX 918083084

El concubinato

AutorRubén Celis Rodríguez/Eric Andrés Chávez Chávez
Cargo del AutorAbogados
Páginas173-178
Capítulo I
EL CONCUBINATO
HISTORIA.
En Roma era una institución jurídica lícita y a él debían
recurrir los libertos y los peregrinos, ya que el matrimonio o "justas
nupcias" estaba reservado para los "ciudadanos romanos". Los
romanos reconocieron estas uniones y así nació el concubinato,
pero como un matrimonio de segundo orden.
Con la Iglesia pasa a tener un carácter ilícito y ello explica que
ni el Código Civil francés ni él nuestro lo traten.
El concubinato tiene un origen muy remoto, fue admitido como
institución legal en el Código de Hammurabi que es el más antiguo
texto legal que se conoce. En Roma fue regulado por el jus gentium,
alcanzando su mayor difusión a fines de la República. Entre los
germanos existió el concubinato para las uniones entre libres y
siervos, debido a que no se permitía el matrimonio entre personas de
distinta condición social, siendo sustituido después por el
matrimonio llamado de mano izquierda o morganático, por el cual la
mujer de condición inferior no participaba de los títulos ni rango del
marido, siguiendo los hijos la misma condición de la primera sin
heredar a éste.
El concubinato subsistió en la Edad Media, no obstante la
creciente oposición del Cristianismo. Así, en España lo consagraron
antiguas costumbres y ciertas disposiciones legales, tomando el
nombre de arragania, que posteriormente fue sustituido por el de
amancebamiento. En los Fueros y en las Partidas se reglaron las
uniones de hecho a la manera de los romanos, con la diferencia de
que la barragana podía en cualquier momento contraer matrimonio,
siempre y cuando no tuviera impedimentos.
Posteriormente en el llamado Concilio de Trento se prohibió
sancionar a los concubinos Hace mil años, el matrimonio cristiano se
realizaba ante la vista de Dios, sin necesidad de ceremonia o de
autoridad que diera fe de la voluntad de los contrayentes. Luego, la
iglesia exigió el rito que todavía conocemos y calificó como inmoral
2ª Parte
LAS UNIONES DE HECHO

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