Conciencia nacional, tarea pendiente - 18 de Septiembre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 738973329

Conciencia nacional, tarea pendiente

Un nuevo aniversario patrio es siempre una oportunidad para celebrar lo mucho que se ha alcanzado en dos siglos de vida republicana. La constatación de un progreso material que, aun con todas sus carencias, ha sacado de la pobreza a millones y ha abierto oportunidades impensadas, no ha de llevar, sin embargo, a miradas autocomplacientes. El país ha aprendido, a veces con dolor, que la democracia y el crecimiento no son cosa dada, y que no existen atajos fáciles para la equidad social. Menos evidente es que la asimilación de tales lecciones y la voluntad de avanzar hacia el desarrollo hayan ido a la par con una comprensión plena de lo que ese desarrollo significa, en todas sus dimensiones. La pregunta por el "alma de Chile" hoy aparece desterrada de la discusión pública. Tal ausencia es significativa, pero también preocupante. La conciencia de un acervo común, de valores, rasgos y esfuerzos compartidos, da forma a un país y hace de este algo más que una mera agrupación de individuos en un cierto territorio geográfico. Incluso, desde otra perspectiva, el más frío de los pragmatismos enseña que, en tiempos de convulsionada globalización, de feroz competencia entre naciones, las posibilidades de un país pequeño y limitado en sus recursos descansan de modo crítico en su capacidad para proyectar con fuerza una identidad propia y distintiva.Una historia ignoradaDifícilmente, sin embargo, podrán impulsar o sentirse parte de un esfuerzo colectivo quienes ignoran el pasado que los une. Cuando el lenguaje político y hasta el de la publicidad insisten en la necesidad de "relatos" que apelen y motiven, el más importante de ellos, el relato histórico, se presenta débil cuando no desconocido por los chilenos de hoy. Existe allí un enorme vacío de nuestro sistema educativo. Ese modelo que, en la tradición de los antiguos liceos, situaba el conocimiento de la historia de Chile como un pilar básico en la formación de todo joven, ha sido destruido. Una sucesión de experimentos curriculares solo parcialmente corregidos llegó, incluso, en un momento extremo, a destinar solo un año de la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales en toda la educación media para la enseñanza de la historia nacional. A su vez, la figura de los grandes historiadores, que unían el rigor con la capacidad de explicarle al país su propia evolución, ha sido desplazada, con pocas excepciones, por el ensimismamiento académico. Consecuencia de ello, el acercamiento de los...

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