Competitividad urbana en Mexico: una propuesta de medicion. - Vol. 35 Núm. 106, Diciembre 2009 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 74593746

Competitividad urbana en Mexico: una propuesta de medicion.

AutorCabrero Mendoza, Enrique

RESUMEN La competitividad urbana constituye un eje de análisis recurrente en las últimas décadas. Diversos artículos que se han publicado sobre este tema muestran rankings de países o ciudades a lo largo del mundo, basados en factores particulares. Sin embargo, esta clase de trabajos no muestran las particularidades de las ciudades de cada país y llevan a una interpretación poco clara de los resultados. En este artículo, en cambio, se presenta una propuesta metodológica para construir un índice de competitividad para las ciudades mexicanas --2003 y 2007-- basada en la revisión de la bibliografía y en la elaboración de un modelo a partir de cuatro componentes: urbano-ambiental, económico, socio-demográfico e institucional. El objetivo es mostrar las características y capacidades de las ciudades en un país en términos de competitividad y provisión de elementos útiles para la formulación de políticas públicas.

PALABRAS CLAVE: áreas metropolitanas, competitividad urbana.

ABSTRACT Urban competitiveness has been a recurrent topic during recent decades. Diverse articles have been published on this issue, showing rankings of countries or cities around the world, based on diverse factors. Nevertheless, these studies do not reveal the particularities of the cities in each country and they lead to unclear interpretations of results. This article presents a methodological proposal to build a competitiveness index for Mexican cities --2003 and 2007--derived from a literature review anda resulting model based on four components: urban-environmental, economic, socio-demographic and institutional. The objective is to show the characteristics and capacities of the cities ojea country in terms of competitiveness and to provide useful elements for public policy formulation.

KEYWORDS: metropolitan areas, urban competitiveness.

Introducción

A nivel mundial las ciudades juegan actualmente un papel fundamental como motor del desarrollo económico, en tanto son los espacios de concentración de nuevas tecnologías e infraestructuras de la información y la comunicación, los servicios especializados, los centros de ciencia y tecnología, así como de personal de la alta calificación; factores estos entre otros que atraen y retienen la inversión de capital, generando empleo. La creación de estas condiciones que ofrecen las ciudades ha dado origen a numerosos trabajos sobre la llamada competitividad urbana, un término bastante impreciso y polémico, que para algunos autores como Porter (1995, 1996), Lever y Turok (1999), Begg (2002), Moori-Koening y Yoguel (1998) y Sobrino (2002) alude a un proceso de generación y difusión de competencias, donde no sólo los factores micro-económicos tienen relevancia, sino también las características que ofrece el territorio para facilitar las actividades económicas. Las ciudades, entonces, pueden ser generadoras de un entorno físico, social, económico e institucional capaz de incentivar la inversión privada y apoyar el desarrollo de actividades productivas.

En el marco de estas preocupaciones, el principal objetivo de este artículo es presentar los resultados de un esfuerzo metodológico realizado para medir las condiciones de competitividad urbana que ofrecen las zonas metropolitanas del México actual, combinando diferentes componentes: institucional, urbano-ambiental, económico y socio-demográfico. La finalidad es construir perfiles de ciudades y ofrecer lineamientos generales para orientar las políticas públicas desde el ámbito del gobierno local.

  1. Sobre la competitividad urbana

    La competitividad ha sido utilizada como un elemento para evaluar la participación de las ciudades en el ámbito nacional e internacional. Además, representa una herramienta de política urbana para hacerlas más atractivas a la inversión por medio de mejoras en la infraestructura para el desarrollo económico y en los servicios que brinda a la población. Gordon (1999) menciona que la competitividad se ha convertido en un medio para explorar estrategias que resuelvan los problemas urbanos. Es por ello que el papel de los actores gubernamentales, sociales y privados cobra relevancia en este contexto, ya que a través de sus asociaciones o redes pueden funcionar como agentes promotores de la inversión, servicios avanzados, mano de obra calificada, obtener fondos públicos, propiciar el desarrollo de sectores de alta tecnología, turismo, eventos internacionales y, por ende, brindar mejores condiciones de vida para los habitantes de las ciudades.

    Así, la competitividad se convierte en un factor determinante en el desarrollo urbano y regional, ya que a través de acciones y políticas implementadas por los gobiernos locales se puede lograr que estos espacios participen en el mercado nacional, regional e internacional de bienes y servicios, incrementen su ingreso real y el bienestar de sus ciudadanos, y promuevan un desarrollo sustentable. Por lo general, es una acción público-privada, dado que las ciudades o las regiones son un sujeto colectivo conformado por autoridades locales, empresarios, y organizaciones económicas y sociales que pueden ser promotoras de su propio desarrollo económico.

    Es claro que una ciudad competitiva no es aquélla que sólo logra captar inversiones por sus bajos costos de mano de obra, sino aquélla capaz de crear mejores condiciones, capacitando más a la fuerza de trabajo, elevando la productividad y ofertando mejores condiciones urbano-ambientales e institucionales, ya sea en términos de infraestructura básica y de comunicaciones, como en calidad de los servicios especializados, innovaciones tecnológicas, medio ambiente sustentable, instituciones transparentes, calidad en las regulaciones, combate a la inseguridad y promoción de la cohesión social; es decir, mejores condiciones generales para la producción económica y para el desarrollo de la vida social. La competitividad, por tanto, es un conjunto de elementos en los que incluso el tema del abatimiento de las inequidades sociales se convierte en una palanca fundamental para la atracción de inversión y oportunidades (1).

    Pero no todas las ciudades compiten bajo los mismos parámetros. Porter (1995) ha afirmado que la competitividad es un proceso altamente localizado que promueve la especialización y la eficacia local. Por lo tanto, cada lugar ofrece ventajas específicas dependiendo de sus diversos factores de atracción, a lo que se le llama "ventajas competitivas". Este autor identifica dos tipos: las estáticas y las dinámicas. Las primeras son el resultado de la aglomeración o concentración geográfica y de la desintegración vertical. Entre ellas se encuentran la localización geográfica, disponibilidad de infraestructura y estándares medioambientales. Las segundas surgen de la capacidad innovadora y son creadas por los gobiernos, empresas, asociaciones y/o redes de ciudades. Se pueden mencionar en este grupo a las universidades y centros de investigación, personal calificado, gobiernos locales promotores de la economía local y capacidad de innovación tecnológica y empresarial.

  2. Factores que definen a la competitividad urbana (ventajas competitivas)

    Las condiciones cambiantes producidas por el proceso de globalización provocan que las ciudades se mantengan en una constante adaptación para crear, mantener o mejorar sus condiciones de participación dentro del mercado global y ser así más competitivas. El grado de participación depende de factores sociales, económicos y políticos de cada lugar (Raco, 1999).

    Existen diversos enfoques para identificar los elementos que definen la competitividad urbana. Uno de ellos los divide en determinantes económicos y estratégicos (Kresl, 1995). Los económicos se refieren a cuestiones cuantitativas como los factores de producción, infraestructura, localización, estructura económica y amenidades; mientras que los estratégicos son elementos cualitativos ligados a la política pública, estrategia urbana, cooperación entre los sectores público y privado y diseño institucional.

    Asimismo, la competitividad puede definirse al tratar de interrelacionar los factores que afectan el desempeño económico urbano. Para ello, Begg (1999) menciona que la tasa de empleo, productividad y niveles de vida son los que determinan el desempeño de las ciudades y, por lo tanto, su nivel de competitividad. Sin embargo, estos se ven influenciados por el comportamiento sectorial, es decir, el tipo y funciones de las empresas, por los factores de atracción para invertir en el lugar, y por la capacidad de las empresas para desarrollar nuevos procesos y productos. En este sentido, la capacidad que tiene una ciudad para competir depende tanto de sus atributos locacionales como de las debilidades y fortalezas de las empresas y demás agentes económicos que participan en ella.

    La competitividad también puede definirse por la forma en que encaja un lugar en el sistema urbano a través de cuatro aspectos principales: carácter jerárquico, patrón de especialización/ diversificación de actividades y productos, división funcional del trabajo, y papel de las relaciones interurbanas (Gordon, 1999). Tanto la estructura económica, el lugar en el sistema urbano, las características del empleo y las redes que se tengan establecidas entre las ciudades, son aspectos que definen la capacidad de las ciudades para ser competitivas.

    Lever (1999) menciona que debido a que los objetivos de la competencia entre ciudades son la inversión, turismo, población, fondos públicos y eventos de alto nivel, el éxito de una ciudad depende de la existencia y manejo de factores distributivos, desarrollo económico, sustentabilidad y calidad de vida. La calidad de vida, el medio ambiente, el nivel de servicios culturales y el acceso al conocimiento son factores importantes para la localización de personas y negocios dentro de un contexto competitivo, pues funcionan como atractivos para el capital e influyen en los patrones de crecimiento y desarrollo urbano. Rogerson (1999) y Berg y Braun...

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