Ciudad y lucha: la plaza como altavoz social. Parametros urbanos y sociopoliticos en la ocupacion del espacio publico iberoamericano. - Vol. 47 Núm. 141, Mayo 2021 - EURE-Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales - Libros y Revistas - VLEX 869034285

Ciudad y lucha: la plaza como altavoz social. Parametros urbanos y sociopoliticos en la ocupacion del espacio publico iberoamericano.

AutorNavarro-de-Pablos, Javier

Introducción

En el marco del complejo y heterogéneo abanico de situaciones y contextos específicos que acontecen en la ciudad contemporánea, este artículo trata de definir parámetros comunes en la ocupación del espacio público iberoamericano desde el último tercio del siglo XX. A través del mapeado de lugares ocupados por sectores poblacionales acuciados por problemas sociales y económicos, se observa cómo emergen vectores comunes que trascienden del mero hecho político-reivindicativo o geográfico. Desde las Madres de la Plaza de Mayo bonaerense a las protestas del Movimiento 15-M en Madrid, se pretende responder a varias preguntas planteadas a raíz del texto El derecho a la ciudad escrito por Lefebvre en 1968. Asumiendo como válidas las últimas revisiones conceptuales en torno a la reconquista del espacio público por parte de la ciudadanía como lugar de reconocimiento colectivo (Harvey, 2012; Monreal, 2016; Sevilla-Buitrago, 2015), se propone indagar en la condición física del fenómeno. Para ello, se definen unos niveles de "rebeldía" del espacio urbano, partiendo del axioma de que el espacio público es genéticamente un elemento en disputa.

La etimología de la expresión "Estado de Derecho" hace referencia a un Estado de justicia, contrapeso de los regímenes despóticos basados en una "fe" sujeta al poder (Barret-Kriegel, 1989). Su consolidación y éxito en las democracias occidentales tras la Segunda Guerra Mundial fue construyendo, análogamente, unos "Estados del Bienestar" que cubrían las necesidades básicas de los ciudadanos, en ocasiones puestas en crisis por la realidad del sistema neoliberal. Ambas expresiones, promovidas en parte por un cierto "mercado de productos ideológicos" (Chevallier, 2015), corren el riesgo de caer en el vacío semántico, en una desocupación conceptual. Al ritmo de esta conversión en expresiones cliché, la crisis económica global ha introducido en las áreas urbanas una componente disruptiva: la indignación. La ocupación de los espacios públicos simbólicos urbanos se ha convertido en una práctica habitual, que a pesar de la novedad en las "coreografías" colectivas tiene unas sólidas bases primitivas que relacionan ciudad y disputa en una simbiosis fundacional.

En un movimiento acompasado, mientras las políticas de austeridad económica y recesión alejan ciudadanía y política, el sentimiento de pertenencia y propiedad del espacio público en cuanto patrimonio colectivo ha crecido. El revulsivo de la macrocrisis económica, lejos de aminorarse tras la estabilización bursátil y financiera, ha asentado una respuesta social coordinada y globalizada: movimientos como #Metoo o las protestas en contra del crecimiento de los populismos no difieren en su formalización de los movimientos obreros tradicionales del siglo XX, pero sí muestran un triple cambio simbólico: uno, en cuanto a la legitimidad de la ocupación del espacio público como derecho asumido y consolidado; otro a una diversificación temática de las protestas apoyadas en las herramientas digitales como plataforma de pre-ocupación física (Torre, 2015); y en tercer lugar, a un carácter global y universal que transforma problemas localizados geográficamente en fenómenos compartidos. ¿Es posible determinar aquellos parámetros materiales e inmateriales del espacio público capaces de acotar su potencialidad de ser ocupados?, ¿marca la transversalidad temporal y geográfica una singularidad a la hora de transformar esos espacios?

Parametrización de un fenómeno global

El análisis de las características políticas y sociales de los "lugares-altavoz", de sus contornos urbanos y espaciales, constituye el hilo discursivo de la presente investigación, que se apoya en un estudio comparado de diez casos en los que la relación entre el espacio público y la reivindicación ha tenido una especial trascendencia: plaza de Mayo (Buenos Aires), plaza Tahrir (El Cairo), plaza Taksim (Estambul), plaza Zucotti o Wall Street (Nueva York), Alexanderplatz (Berlín), Puerta del Sol (Madrid), plaza de Tiannanmen (Pekín), plaza de la Paz (Barranquilla), plaza de la Encarnación o Setas (Sevilla) y plaza de la Constitución (Santiago de Chile). (1) En concreto, el artículo se centra en tres ejemplos iberoamericanos: la plaza de Mayo de Buenos Aires (1977), la plaza de la Paz de Barranquilla (1992-2005) y la Puerta del Sol de Madrid (2011), ejemplificando circunstancias sociopolíticas heterogéneas (dictadura militar, equilibrio democrático y contexto de crisis), espacialidades divergentes (plaza de poder militar, plaza civil y plaza comercial) y contextos municipales bifurcados (metrópoli dispersa, ciudad media, metrópoli compacta). Tratándose de tres casos de centralidad urbana, sin la que no podrían ostentar el simbolismo suficiente para erigirse como símbolos reivindicativos, en su cuantificación numérica encontramos que se trata de tres realidades físicas paradigmáticas, reflejo de situaciones espaciales diferentes, tanto en superficie (plaza de Mayo con 26.350 [m.sup.2], plaza de la Paz con 19.120 [m.sup.2], y Puerta del Sol con 11.800 [m.sup.2]), como en número de manifestantes (plaza de Mayo con 100 a 200 personas, plaza de la Paz con 5.000 a 20.000 personas, y Puerta del Sol con 79.000 a 120.000 personas). Esta caracterización expresa la imposibilidad de trazar reglas previas de comportamiento y ocupación, puesto que mayores superficies parecen no implicar mayores afluencias, al igual que se establecen relaciones no proporcionales entre manifestantes y repercusión internacional (Figura 1).

Tras el análisis comparativo según los parámetros espaciales, sociopolíticos y de contorno urbano--detallados a continuación--, se ha procedido al estudio en profundidad de cada caso a través de un análisis paramétrico según una secuencia de valores escalares de 0 a 4 (Figura 2). Tras este acercamiento cuantitativo, se ha procedido a realizar un estudio gráfico de los flujos de ocupación de cada plaza, a fin de visualizar las condiciones espaciales en la convergencia de la ritualidad cotidiana-reivindicativa.

Parámetros espaciales

La elección del espacio en el cual desarrollar las protestas guarda una evidente relación con su capacidad para congregar una multitud considerable con el objetivo ulterior de crear imágenes rotundas cuya divulgación mediática desencadene la presión necesaria para la consecución de una mayor repercusión. En esta cadena de acciones y efectos, la intervención del poder cuestionado resulta crucial para el devenir de las protestas: la respuesta de los diferentes gobiernos y regímenes ha sido mayoritariamente la dispersión de las ocupaciones, alegando la preservación del ya citado "Estado de Derecho". Intervenciones desproporcionadas o visualmente cruentas han revertido generalmente en situaciones paradójicas: los colectivos organizadores se han fortalecido, solidificando el axioma fundacional de la propiedad colectiva del espacio público.

Siguiendo el planteamiento de Escalada y Castro (2016), se ha considerado la interacción de tres sujetos clave: manifestantes, fuerzas de seguridad y medios de comunicación. La variabilidad de correlaciones entre estos tres actores conduce a la aparición de múltiples escenarios marcados por la intensidad de poder y escenificación, a la vez que se encuentran condicionadas por las características espaciales de cada caso. Partiendo de estas premisas iniciales y habiendo definido los agentes sociales y gubernamentales participantes, se han revisitado los aún vigentes argumentos de Sitte (1980) en torno a los parámetros que inciden en la percepción del espacio público. Tras ello se ha procedido a sintetizar los criterios de elección del espacio reivindicativo (Figura 3), introduciendo elementos contemporáneos procedentes de las propuestas de Gehl (2014). Como resultado de este proceso de cribado teórico se han tenido en cuenta, para su aplicación analítica, los siguientes parámetros sustanciales: i) la proximidad simbólica o física del espacio público elegido, con el objeto o sujeto de la convocatoria (posición); ii) su visibilidad (diafanidad/ dimensión); iii) su capacidad de acoger grandes aglomeraciones (superficie física); iv) accesibilidad, cualidad espacial y proximidad a espacios comerciales (habitabilidad del espacio).

Parámetros sociopolíticos

Partiendo del concepto del espacio público como patrimonio social, la respuesta policial a actuaciones pacíficas quedaría fuera de la legalidad "colectiva". Siendo el primer instrumento disuasorio y de posterior intervención, las fuerzas de seguridad --u opresión, en los casos de ausencia democrática--reciben órdenes de disolver las protestas del espacio público alegando alteraciones del orden. El escenario resultante tiene una silueta dinámica y cambiante en relación directa con el hacer y el habitar la ciudad de cada cultura, pudiendo extraerse parámetros reales y directrices comunes para los regímenes dictatoriales, diferenciados claramente de las esferas democráticas. Esta distinción, así como la introducción del impacto del eco de la prensa internacional o el simbolismo político del espacio, son parámetros sugeridos por Fregonese (2013) para el ámbito europeo y por Irazábal (2008) en el estudio de los movimientos sociales latinoamericanos. Habiendo procedido a una actualización de sus contenidos y enfoques, se han valorado los siguientes parámetros sociopolíticos:

  1. Estado del régimen: la debilidad o fortaleza del régimen dictatorial implica una forma masiva de manifestación en grandes espacios en el primero de los casos, y actuaciones aisladas en espacios menores en el segundo.

  2. Simbolismo político: la reconquista por parte de los manifestantes de un espacio apropiado por el régimen hace del lugar un elemento público de disputa cuya ocupación supone de por sí un éxito, dada la carga ideogramática que conlleva.

  3. Respuesta policial: desproporcionalidad en la dispersión de las protestas con el sucesivo incremento del apoyo a los manifestantes; el espacio se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR