Charlie, Snoopy y la Sara - 5 de Marzo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 606922422

Charlie, Snoopy y la Sara

La última versión de este fenómeno es un cuentito que le llegó por Facebook y que ella, con sonrisa maliciosa, me lo mostró para ver mi reacción, porque sabe que en este estado de crispación política prendo con agua.

El cuentito completo, junto con otros de similar "inteligencia y profundidad", se puede encontrar en "economiatodos.cl", pero puede resumirse así: Charlie es heredero del dueño de la fábrica Brown y Snoopy es hijo de un obrero de la fábrica. Ambos están predestinados a seguir con la obra de sus padres y, dada la herencia de uno y la diferente educación entre ambos, están condenados a perpetuar la desigualdad heredada. A medio camino, Snoopy tiene una brillante idea para un negocio, que lo puede sacar de su condición, pero no obtiene el financiamiento del avaro de Charlie para desarrollarla, lo que lo condena a repetir la vida de pobreza de su padre.

Le conté que los nazis antes de matar a sus enemigos los deshumanizaban, así les facilitaban la tarea a sus secuaces: no mataban un ser humano, sino un objeto maligno. Lo mismo ocurre con la propiedad; antes de robarla hay que deslegitimarla y desprestigiar al dueño. Si Charlie no se merece lo que tiene, es un imperativo moral quitárselo. Este cuentito, intelectualmente pueril, pero filosóficamente perverso, persigue exactamente eso.

Le expliqué que si ella o sus amigos creen que gracias a heredar algo de sus padres y a la educación que recibieron tienen el futuro asegurado y que no necesitan esforzarse y trabajar duro en su vida, estaban equivocados. Solo en el pimpón la herencia no se pierde. La eventual ventaja con que parten por su educación, sin esfuerzo dura poco en un mercado laboral competitivo. Basta que mire a sus compañeros de curso, para ver que, con similar educación, a unos les irá mejor que a otros. A su vez, la herencia -si hay alguna- les va a llegar a los nietos y no a ellos porque los padres cada vez viven más. Si no, mire al príncipe Carlos, que lleva una vida esperando ser rey.

Ahora bien, el cuento tiene tres errores obvios y muy comunes. Primero, pensar que existe relación causal entre la riqueza de Charlie y la pobreza de Snoopy. La riqueza no es un cofre con oro; un stock inerte que se distribuye entre Charlie y Snoopy, en que lo que recibe uno se lo quita al otro, sino que un...

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