Los 'cazafortunas' - 7 de Septiembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 527063994

Los 'cazafortunas'

Era 1983, la crisis económica golpeaba con dureza el bolsillo de casi todos los chilenos y este agricultor de Temuco encontró una oportunidad de ganar dinero gracias a la muerte.

No porque este hombre fuera un sicario. Tampoco porque heredó de algún familiar un suculento legado económico. Fue porque don César, el vecino más próximo a su parcela de 12 hectáreas en Nueva Imperial, simplemente dejó de existir.

Y no es que el bueno de don César, recordado por todos en el sector como el mejor exponente de la rayuela, le heredara sus bienes a este hombre. Con un dejo de picardía y el semblante de alguien que guarda un secreto, explica:

-Simplemente me avivé.

Es pasado el mediodía. En la esquina de Compañía con Ahumada, el tránsito frenético, la oleada de personas y el ruido incesante del centro son el escenario en el que Luis Ortúzar, cuyo nombre en verdad no es ese, cuenta que la muerte de don César fue la piedra sobre la que cimentó su particular fortuna.

Porque fue ahí cuando descubrió que si alguien se muere y no tiene a quien dejarle su herencia, se puede cobrar por denunciar el hecho al Estado. Así, se empezó a fijar en su entorno y se dio cuenta de que varios agricultores no tenían familia. Y les empezó a seguir la pista.

A partir de ese momento, inició un rastreo que solo concluyó hace cinco años, con una rutina que contemplaba recorrer las áreas cercanas a su hogar, visitar parcelas, chacras y pueblos perdidos investigando si algún solitario personaje "estaba a punto de parar la chala", explica.

Si daba con alguno, esperaba pacientemente que la muerte tocara la puerta del infortunado de turno y, transcurridos unos días del deceso, se dirigía al Ministerio de Bienes Nacionales. Ahí realizaba la denuncia de una "herencia vacante", que si era acogida, le reportaba el 30% de los bienes ya liquidados.

Claro que con el paso de los años y con más aciertos en su historial, don Luis profesionalizó el sistema. Ya no solo se "preocupaba" por la salud de sus vecinos; también comenzó a indagar en todas las reparticiones que pudieran entregarle pistas sobre quien no contaba con herederos. Con esto, empezó a frecuentar el Conservador de Bienes Raíces, el Registro Civil, el consultorio local y todo aquel espacio que le ayudara en su misión de cazar recompensas.

Con este sistema pudo concretar diez denuncias exitosas en La Araucanía, que le permitieron amasar un considerable capital. De los autos y caballos, pasó a invertir el dinero acumulado en...

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