El camino de quienes deben enfrentar el cáncer en su juventud
En ese momento ella tenía 18 años, acababa de terminar el colegio y, con su metro setenta, modelaba y le gustaba nadar. Reaccionó cómo cualquier niña de su edad. "Pataleé, lloré, grité y no me resigné", cuenta.
Le habían detectado un sarcoma en su pierna izquierda y, tras las quimioterapias, la solución fue amputarla para que pudiera sobrevivir.
Han pasado casi cinco años desde la operación que le cambió la vida. Hoy usa una prótesis y aprendió a caminar de nuevo. Lo único que delata su condición es una muleta.
Estudia Comercio Internacional y trabaja todos los días de la semana. Fue paciente del Instituto Nacional del Cáncer, que atiende a unos cincuenta adolescentes al año, de entre 14 y 18 años. Allí vivió varios meses y conoció a dos amigos que no olvida. "Javier tenía 20, era muy guapo, y Romina tenía 18 como yo. Ella era igual a mí. Solía decirme en broma 'parecemos barbies de feria, peladas y sin una pata'", recuerda riendo. "Tiempo después ellos perdieron la lucha".
A pesar de la pena, ella mantuvo la fe. "El ánimo es la otra mitad del tratamiento. Siendo joven con mayor razón se puede". Durante el verano, Nathaly fue a la playa de Iquique. Su cuñado le ayudó a llegar hasta la orilla, sin prótesis y se aventuró a nadar. Estuvo un buen rato en el mar. "Volví a nacer".
Volver al colegioCarolina Gajardo:Carolina Gajardo tiene 12 años y luce un coqueto brillo labial. Se ve orgullosa de sí misma. Se sienta en una banca del patio de la escuela hospitalaria del Exequiel González Cortés y posa para la cámara con naturalidad.
Hace unos nueve meses le detectaron leucemia linfoblástica, el tipo de cáncer más común en los niños. Dejó el colegio y ve poco a sus amigas. "Los extraño mucho", dice. Mientras, estudia en la escuela que la Fundación Nuestros Hijos tiene en el hospital. Pese a su edad, tiene las cosas claras. "Sé que deberé controlarme durante los diez años que vienen. Es un proceso difícil, pero mis papás me dicen que debo salir adelante y seguir luchando".
Quiere ser técnico-agropecuario y vivir en el campo con su hermana (o si no en una casa frente al mar). "Es que me encantan los animales. Quiero tener un caballo inglés -porque tienen las patas más largas- negro azabache".
Mata el tiempo viendo televisión y jugando en su tableta. A veces le toca apoyar a los nuevos niños y a sus mamás que llegan a la fundación. "Sé mucho sobre todo lo que tenga que ver con la sangre, pero antes no entendía nada del cuerpo humano. Hasta he tenido...
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