Uno de cada dos reos pasó su infancia o adolescencia en un centro del Sename - 20 de Marzo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 671644349

Uno de cada dos reos pasó su infancia o adolescencia en un centro del Sename

"¿Qué le propuso el Sename a un niño con tanto deterioro familiar para que no fuera capaz de frenar esa carrera, o plantearle una nueva forma de vida?", se pregunta el sacerdote Nicolás Vial, presidente de la Fundación Paternitas, quien desde hace más de treinta años se dedica a reinsertar niños con pasado delictual. El religioso cree que el sistema no ha estado a la altura de las necesidades de los individuos que llegan en búsqueda de ayuda, y responde a su propia interrogante: "Yo lo tengo que decir: Nada".

Según un estudio realizado por la Fundación San Carlos de Maipo, que busca combatir la pobreza y la delincuencia desde la infancia, uno de cada dos reos de la población penal adulta pasó por un centro de menores durante su infancia o adolescencia. La investigación concluye que más del 50% de los jóvenes egresados de algún centro por responsabilidad penal juvenil reincidirá antes de los 24 meses.

El sacerdote Vial asegura que la cifra se puede percibir a simple vista: "No necesito tener un estudio para creer que perfectamente uno de cada dos presos pasó por Sename, y más. Atiendo simultáneamente a centros juveniles como de adultos y voy mucho, por ejemplo, a Santiago Uno. Ahí me encuentro con hordas de jóvenes que atendí cuando eran menores. Es realmente penoso".

Para Marcelo Sánchez, director de la Fundación San Carlos, la investigación demuestra el "fracaso de las políticas públicas", porque en su consideración "se supone que si estuviste en un centro de protección o al menos de rehabilitación, no deberías terminar en la cárcel".

Afirma que el problema se agrava, considerando que los jóvenes que pasan por esos centros son propensos a desarrollar conductas delictuales o conflictivas que de no haber entrado posiblemente no habrían desarrollado: "El Sename, sin la intervención terapéutica adecuada, lo que hace es catalizar estas conductas disruptivas. O sea, corrompe más que sana. En el mejor de los casos, no hace nada".

La historia de Luis da cuenta de ello. Tras la separación de sus padres fue enviado a un hogar del Sename y lo derivaron a diversas familias guardadoras. Pero, ninguna pudo contenerlo. Así fue como a los 9 años comenzó su precoz vida delictual robando en supermercados. A los 12, ya recorría las calles de Santiago con pistola en mano, aumentando el calibre de sus robos y también de su billetera.

A los 14 lo detuvieron tras robar un millón de pesos en una sucursal de "Sencillito". En esa ocasión, calificaba dentro de la...

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