Se buscan liberales - 11 de Febrero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 702452625

Se buscan liberales

Con todo, algunos de estos intentos parecen tener en común una característica bien sorprendente. Para decir que son liberales, destacan sus posturas progresistas en la llamada agenda "valórica" (ignoro quién fue el infausto inventor de esa palabreja, que aparece a cada rato en la prensa nacional). Esta idea de que, para ser liberal, hay que promover la posibilidad de matar a la gente antes de su muerte natural, o hay que cambiar nuestra concepción del matrimonio, es una de las cosas más raras de la época presente.

En efecto, si algo caracterizó al núcleo más duro del liberalismo fue la idea de que había principios que eran intocables. La vida inocente o el sentido del matrimonio estaban, precisamente, entre esos bienes que eran indisponibles. Recomiendo leer, por ejemplo, "Kant: liberal y antirelativista", de Alejandro Vigo (disponible en la página del CEP) para hacerse una idea de las coordenadas intelectuales en las que se movía el más grande de los liberales.

Por eso, lo primero que hay que preguntarse cuando se trata de revitalizar el liberalismo es: ¿Cuál de todos? ¿El verdadero o el pirateado? Porque buena parte de las propuestas que hoy pasan por liberales harían encanecer de horror las pelucas de los liberales clásicos. Hay un tesoro de propuestas de los grandes autores liberales, que están esperando ser redescubiertas, y cuyo valor e interés intelectual es muy superior a la moneda que hoy circula como liberalismo.

Entre las peculiaridades de esa mala fotocopia de liberalismo que transita por ahí está la afirmación de que resulta una incoherencia ser partidario de la economía de mercado (liberal en lo económico) y no acoger al mismo tiempo el liberalismo moral.

Esta idea es doblemente errónea. En primer lugar, malentiende el liberalismo moral. Si de algo pecaban los liberales clásicos fue de puritanos. Su moral era, en algunos sentidos, más estricta que la que defendían los conservadores, que en nombre de la tradición eran bastante más permisivos en ciertos puntos que sus adversarios liberales.

El segundo error consiste en una inadecuada comprensión de la economía libre. Lo ilustraré con un ejemplo futbolístico: todos sabemos que resulta muy importante que los delanteros tengan iniciativa y creatividad, pero esas cualidades en ningún caso pueden incluir el tomar la pelota con la mano o golpear al arquero contrario. La...

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