En busca de la palma más alta del mundo - 22 de Diciembre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 830273177

En busca de la palma más alta del mundo

En 1991, Rodrigo Bernal, un botánico especializado en palmas, iba conduciendo por la cuenca del río Tochecito, un cañón apartado en la montaña de la zona central de Colombia, cuando tuvo un mal presentimiento.Junto a Bernal iban dos expertos en palmas: su esposa, la botánica Gloria Galeano, quien trabajaba con él en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, y Andrew Henderson, quien estaba de visita y trabaja en el Jardín Botánico de Nueva York. Estaban en busca de la palma de cera de Quindío, la palma más alta del mundo.Desde hace mucho tiempo, las palmas de cera han fascinado a los exploradores y a los botánicos por su impresionante altura. Algunas llegan a medir unos 60 metros. Hasta que se descubrieron las secuoyas gigantes de California, se creía que las palmas de cera eran los árboles más grandes del planeta. Una capa gruesa de cera recubre su tronco, lo cual no se observa en otras palmas, y habitan donde no deberían vivir las palmas: en las laderas frías de los Andes, a una elevación de hasta 3.000 metros sobre el nivel del mar. Esto ha hecho que sea muy difícil su recolección y su estudio. "Eran unas palmas emblemáticas enormes de las que no se sabía mucho", comentó Henderson hace poco.La palma de Quindío -la especie que predomina en Colombia- fue designada como el árbol nacional del país en 1985, pero ese reconocimiento no implicó que se le brindara una gran protección. En un artículo tras otro, Bernal y Galeano advirtieron que las palmas de cera estaban en peligro. Muchas quedaron abandonadas en pastizales y campos de hortalizas, vestigios de un pasado boscoso. Ese tipo de palmas no pueden reproducirse fuera de algún bosque, ya que sus plantitas mueren si les da de lleno el sol, o son devoradas por las vacas y los cerdos.En el lugar más grande de palmas conocido en Colombia, solo quedan unos cuantos miles de ellas. Pero los científicos habían escuchado que existían cientos de miles escondidas en la cuenca del río Tochecito por lo que, si ese rumor era cierto, este constituía el bosque más grande de palmas de cera del mundo. El problema era que nadie podía llegar a ese lugar con seguridad.Al entrar al cañón, Bernal supo que estaba controlado por guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Como científico de campo acostumbrado a trabajar en rincones anárquicos de este país, ya se había topado con grupos armados y había logrado salir ileso de esos lugares. Pero ahora, con Henderson en el auto -un...

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