Breve historia del piropo callejero - 12 de Junio de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 727999101

Breve historia del piropo callejero

La premiación y los piropos fueron reportados por la prensa, que los presentó como un ejemplo de agudeza, chispa y galantería criolla. Todo eso ocurrió -conviene recordar- en el verano de 2008. Exactamente hace una década.

Hoy, en plena oleada de la revolución feminista chilena y de otros movimientos reivindicativos de los derechos de la mujer en todo el mundo, un concurso de este tipo sería imposible. Que un desconocido una frase de este tipo a una mujer desconocida, ya sea en el calle o en un lugar privado, es un disparo en el pie. Una provocación gratuita, sin sentido y francamente machista. Desde la desatinada intención de sus organizadores (¿es posible mezclar piropos con normas de seguridad en el trabajo?) hasta la supuesta picardía galante de los piropos seleccionados encenderían las redes sociales y el debate público. Y con razón.

Aunque conviene aclarar que lo que se cuestiona es el piropo callejero. Esas frases coercitivas, violentas o saturadas de vulgaridad que le dicen algunos hombres a las mujeres con las que no tienen cercanía, solo porque se sienten con la libertad de hacerlo. El piropo de antaño -que se entendía como una costumbre masculina para halagar o cortejar a las mujeres resaltando sus encantos- prácticamente no existe. Los halagos construidos con metáforas o alegorías, son recuerdo. Y lo poco que queda de esa tradición únicamente está reservado para quienes tienen una real cercanía -amorosa o de amistad- con las mujeres a las que halagan.

El piropo callejero, en cambio, no respeta fronteras y adquirió la inclemencia de un tiroteo saturado de groserías, comentarios de carácter sexual y referencias al cuerpo femenino. Por lo mismo, ya no es tolerable. Representa al acoso. Es el ejemplo de una práctica en la que el hombre se atribuye el derecho a "invadir" la integridad de la mujer con sus palabras.

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La lingüista de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, María Soukkio asegura en su investigación "El Piropo. Un estudio del flirteo callejero en la lengua española", publicada en 1998, que las primeras referencias escritas con el uso de la palabra "piropo" datan del siglo XVI, pero que tan rápido como apareció fue degradando su cortesía y aumentando su crudeza.

Etimológicamente, el vocablo piropo proviene del griego pyropus, que significa rojo fuego. Los romanos tomaron esta palabra de los griegos y la usaron para denominar piedras preciosas de color rojo como el rubí o el granate: de hecho, una variedad de esta...

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