Biomejora moral de delincuentes psicópatas. Tecnologías y aspectos éticos - Núm. 31, Julio 2021 - Política Criminal - Libros y Revistas - VLEX 873658034

Biomejora moral de delincuentes psicópatas. Tecnologías y aspectos éticos

AutorFrancisco Lara
CargoProfesor Titular de Filosofía Moral, Universidad de Granada
Páginas381-407
LARA, Francisco: “Biomejora moral de delincuentes psicópatas. Tecnologías y aspectos
éticos”.
Polít. Crim. Vol. 16, Nº 31 (Junio 2021), Art. 14, pp. 381-407
[http://politcrim.com/wp-content/uploads/2021/07/Vol16N31A14.pdf]
Biomejora moral de delincuentes psicópatas. Tecnologías y aspectos éticos
Moral Bioenhancement of Psychopathic Offenders. Technological and Ethical Aspects
Francisco Lara
Profesor Titular de Filosofía Moral
Universidad de Granada
flara@ugr.es
https://orcid.org/0000-0002-9049-8986
Fecha de recepción: 16/04/2020.
Fecha de aceptación: 20/10/2020.
Resumen
Los avances científicos auguran la posibilidad de mejorar capacidades de relevancia moral
por medio de tratamientos neurológicos. Los objetivos de este artículo serán dos. Primero, el
de determinar hasta qué punto estas nuevas tecnologías podrían modificar ciertas
disfunciones neurales de los psicópatas, que son las responsables de su tendencia a la
criminalidad. Se considerarán, en particular, como la farmacología y las técnicas de
estimulación transcraneal pueden paliar la falta de prudencia, el exceso de agresividad y la
ausencia de empatía. El segundo objetivo será el de evaluar éticamente el uso de tales
tecnologías biomédicas para la rehabilitación de estos individuos. Para ello, se derivarán dos
requisitos a partir de un criterio de “tratamiento abierto” y se comprobará si los cumplen las
expuestas biomejoras de personas psicopáticas. Se concluirá que solo en ciertos casos tales
requisitos se cumplirán y que, cuando así sea, será justo conceder a estas personas los
mecanismos biológicos que a los demás nos permiten ser básicamente autónomos.
Palabras clave: biomejora moral, biorrehabilitación, psicopatía, autonomía.
Abstract
Scientific progress leads to expect the possibility of enhancing moral abilities through
neurological treatments. This article explores the extent to which such progress could be
applied in the rehabilitation of psychopathic offenders. The goal is to answer the question of
whether that biotechnological application is ethical.
Keywords: moral bioenhancement, bio-rehabilitation, psychopathy, autonomy.
Este artículo es uno de los resultados de la participación del autor en los proyectos de investigación BioEthAI+
(FFI2016-79000-P) y EthAI+ ( PID2019-104943RB-I00), financiados por la Agencia Estatal de Investigación
(10.13039/501100011033) del Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España.
LARA, Francisco: “Biomejora moral de delincuentes psicópatas. Tecnologías y aspectos
éticos”.
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Introducción
Hay muchas reticencias a aceptar métodos de rehabilitación de criminales que no sean
estrictamente educativos y ambientales. Podrían explicarse, en parte, por el uso para tal fin,
a mediados del siglo pasado, de cuestionables técnicas quirúrgicas. La más conocida es la
lobotomía, en la que se seccionaban los fascículos nerviosos que unen el lóbulo frontal con
el resto del cerebro. Desde sus primeras tentativas por el premio nobel Egas Moniz hasta su
declive, a finales de los años sesenta, más de 40.000 personas fueron tratadas con este tipo
de intervención
1
. Aunque en algunos casos el objetivo era combatir el dolor o paliar los
síntomas de enfermedades mentales, en otros lo que se pretendía era corregir la conducta
antisocial de delincuentes extremos y reincidentes. Sin embargo, la intervención más
utilizada para tratar el carácter violento de los reclusos, sobre todo a raíz del éxito del libro
de Mark y Ervin, Violence and the Brain,
2
fue la amigdalotomía estereotáctica. En esta se
implantaban quirúrgicamente electrodos con el objetivo de destruir el tejido amigdalar del
cerebro. En principio fue usada en niños con conducta violenta y con un historial de
convulsiones epilépticas y discapacidades psíquicas,
3
pero después se aplicó como
tratamiento de severas conductas agresivas en adultos.
La falta de evidencias sobre la eficiencia y seguridad de estas intervenciones hizo que fueran
muy cuestionadas en el ámbito médico, pero probablemente lo más decisivo para su
abandono fue el que la sociedad las percibiera como muy rudimentarias. De hecho, la forma
estándar de practicar la lobotomía, inventada y practicada masivamente por James Freeman,
un médico que ni siquiera era cirujano, consistía en introducir un picahielo por el conducto
lacrimal y martillearlo con un mazo de caucho hasta atravesar el cráneo y, posteriormente,
mover el picahielo hasta cortar las conexiones del lóbulo frontal. No resulta extraño, por
tanto, que a estas intervenciones se les diera la puntilla con la aparición de los antipsicóticos,
medicamentos que conseguían efectos similares con menos riesgos, con un mayor respaldo
científico y de una forma menos invasiva y desagradable.
4
Esta percepción de los tratamientos con psicofármacos como más avanzados y respetuosos
que los quirúrgicos que les precedieron podría servir para explicar el cambio que se está
produciendo actualmente en cuanto a una mayor tolerancia de tratamientos con
neurosustancias que faciliten la rehabilitación de los delincuentes. Así, por ejemplo, en
ciertas jurisdicciones se ofrece a los presos drogadictos la posibilidad de que, a fin de evitar
su reincidencia, sigan un tratamiento con metadona, para atenuar su adicción, o con
ansiolíticos, para reducir su agresividad. En otros lugares, se suministran a condenados por
violación o pedofilia sustancias que, al bajar el nivel de testosterona, refrenan su impulso
sexual.
5
1
NIJENSOHN et al. (2012), p. 586.
2
MARK y ERVIN (1970), passim.
3
SANO y MAYANAGI (1988), passim; RAMAMURTHI (1988), passim.
4
Sobre estas técnicas de psicocirugía, su contexto y su dec live, véanse VALENSTEIN (1986), passim;
GKOTSKI y BENAROYO (2012), pp. 2-3; BONNIE (2002), passim; VAN VOREN (2010), passim.
5
La castración química es un tratamiento aplicable solo con el consentimiento del recluso en países como Reino
Unido, Australia, Alemania, Francia y España. Pero en otras zonas, como en algunos Est ados de Estados
Unidos, Polonia, Rusia, Cor ea del Sur y Colombia, constituye una pena obligatoria para los delitos sexuales

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