La batalla por la memoria de la Reforma Agraria, 50 años después
Las palabras de De la Fuente fueron oídas con atención por un auditorio encabezado por la Presidenta Michelle Bachelet. Y que incluyó, en primera fila, al ex vicepresidente de la Cora Rafael Moreno (80) y al ex ministro de Agricultura Jacques Chonchol (91): figuras clave del proceso que implicó la expropiación de 10 millones de hectáreas en un sexenio, la transformación completa del agro nacional y la abertura de una "herida" que a la vuelta de cinco décadas se niega a cicatrizar en una parte de la ciudadanía.
La Mandataria habló después del dirigente. Dijo que la reforma dejó atrás el "trabajo a pala y horqueta", un "retraso que lastraba nuestro desarrollo" y "formas de dominación enquistadas". Junto con ello, alabó "el coraje, la fuerza y la convicción" de quienes buscaron "transformar un sistema opresivo e indigno". Lo dijo delante de un gran telón con una foto de la época de la reforma, mientras su alocución era transmitida en vivo a través del portal de la Presidencia.
Diferencias afloraron con conmemoraciones
Apenas 24 horas antes y sin ese despliegue, Joaquín García Huidobro (86) hablaba del mismo tema en Linares. Solo, yendo y viniendo por un pasillo de su hogar, el agricultor recordaba aquellos años, pero en un tono distinto. Llegando al punto de comparar la Reforma Agraria con los crímenes de Hitler o Stalin: "Perdí trabajo, vivienda. Tuve que huir del país. Pertenezco a los otros exiliados, de los que no se habla", reflexionaba, al contar cómo el campo de su familia pasó de 1.600 hectáreas a tres, debido a la expropiación.
Testimonios como el suyo se multiplican entre los agricultores que enfrentaron la medida bajo los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende. En el caso de quienes han fallecido, las historias las cuentan sus hijos o nietos. "Mi papá se enfermó. Nunca pudo recuperarse. La Reforma Agraria fue un robo", afirma Andrés Montero, productor de Longaví y consejero de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA).
El viernes, el Gobierno celebró puntualmente el 50º aniversario de la entrada en vigencia de la Ley 16.640. Norma que el Congreso despachó luego de un trámite que se prolongó por un año y siete meses. Los debates en la Cámara y el Senado están contenidos en 4.177 páginas, donde todavía es posible palpar el frenesí de las deliberaciones, aun entre legisladores que compartían la idea de transformar la propiedad rural.
Como aquel pasaje donde se enfrentan los entonces senadores Carlos Altamirano (PS) y Patricio Aylwin (DC). El primero le dice al segundo que en su partido están "los guardianes futuros del sistema capitalista de la tierra de nuestro país". Entonces, este último le replica: "Eso es una insolencia". Ante lo cual, su colega le recrimina: "Por excepción aceptan (en la DC) la propiedad colectiva".
Medio siglo más tarde, la iniciativa sigue despertando pasiones. Especialmente entre quienes vivenciaron el proceso, como sus impulsores u oponentes. Desde "trincheras" antagónicas, ambos grupos libran una soterrada batalla por la memoria de la Reforma Agraria. Con recriminaciones mutuas. En blanco y negro. Sin matices (ver relacionado).
Actos hasta para niños
Esas diferencias, que han permanecido latentes durante 50 años, afloraron al calor de las actividades impulsadas desde La Moneda, principalmente a través del Ministerio de Agricultura, durante los últimos meses. Ello, bajo la premisa de que el proceso permitió la "transformación social...
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