Balance del paso de Obama por el poder: Ocho años perdiendo la esperanza - 7 de Noviembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 652718589

Balance del paso de Obama por el poder: Ocho años perdiendo la esperanza

Ocho años después, EE.UU. no está al borde de una Gran Depresión, como entonces. Pero la regeneración no ha llegado. En parte, porque era una regeneración con pies de barro. Barack Obama ganó en 2008 por cuatro motivos. Dos son estructurales, dos le habían caído del cielo, y solo uno estaba en la lista de sus activos.

Los motivos estructurales son la tendencia a perder las elecciones de los partidos que controlan la Casa Blanca durante ocho años, y la propensión, que tiene muy clara el estratega electoral de Obama, David Axelrod, de los estadounidenses a elegir a un presidente cuya personalidad es la antítesis de la del anterior. Así que frente al campechano George W. Bush correspondía un cerebral Barack Obama.

El primer factor coyuntural era la división republicana, a medida que el partido había ido girando a la derecha desde 1994. El segundo, el colapso de la economía de EE.UU. Dos días después de que acabara la Convención Republicana, con el candidato de ese partido, John McCain por delante en las encuestas, George W. Bush nacionalizaba las dos empresas gigantes que garantizaban la estabilidad del mercado hipotecario de EE.UU., Fannie Mae y Freddie Mac. Once días más tarde, quebraba Lehman Brothers. El mundo se venía abajo.

¿A quién tenía más lógica elegir en un momento en el que el paradigma económico vigente desde que Ronald Reagan ganó las elecciones de 1980 -liberalizar, liberalizar y liberalizar- se desmoronaba? ¿A un veterano de guerra que era un político de toda la vida o a un abogado de Harvard ex profesor en Chicago que venía del partido en el que los estadounidenses confían más a la hora de gestionar la economía, que era tan diferente que hasta era negro, pero que tenía todas las credenciales de un buen americano, incluyendo una historia de autosuperación personal?

Hijo de madre soltera, criado por sus abuelos -lo que en EE.UU. es casi un certificado de haber nacido pobre-, esposo y padre ejemplar, con una formidable oratoria, Obama proyectaba su imagen de afroamericano que no resultaba amenazador para los votantes blancos. Esa última fue la razón por la que Axelrod lo había convencido de que se presentara a la Casa Blanca. Porque, en el caso de Obama, fue su asesor electoral el que lo eligió a él, no al revés.

Era, también, una imagen ficticia. Los eslóganes de Obama -los famosos Sí se puede, Esperanza, Cambio en el que podemos creer- podían servir lo mismo para vender detergente que para ganar unas elecciones, y no se...

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