Los Bachelet Boys - 19 de Abril de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 505942950

Los Bachelet Boys

La "nueva burocracia" la han comenzado a llamar algunos, porque es una generación nacida y criada al alero del Estado, que no viene del exilio ni del mundo privado o de las ONG, como la "vieja Concertación", sino de gabinetes ministeriales. "La generación de los jefes de gabinete" o una suerte de "partido revolucionario institucionalizado" -en palabras de personeros de este gobierno- son hijos al mil por ciento de la Concertación, aunque hoy la critiquen tras años de hacer sus descargos solo en privado.

Por eso también admiraron al movimiento estudiantil de 2011, porque izó banderas que ellos no se habrían atrevido a levantar antes. "Hubo gente que vio expresadas ahí todas sus renuncias durante tanto tiempo como obedientes funcionarios", dice un subsecretario.

Pero también son menos ideologizados de lo que se piensa. "Y así como pueden tomar posturas más radicales inmediatas, igual las cambian. Incluido el PC", dice un ex miembro del círculo de hierro de Bachelet. "Tienen una mirada más fría e instrumental del mundo del poder, y si las anteriores generaciones aprendieron de política viendo El padrino, éstas lo han hecho con The west wing", describe un inquilino de la nueva Moneda.

Esta nueva camada, cuyos miembros por edad han ido a Cuba como turistas y no como revolucionarios, pueden incluso admirar a Allende más que a Lagos, "porque son una generación sin miedo, miedo que fue el eje articulador de la primera Concertación", dice un dirigente. No vivieron la UP, muchos ni habían nacido. "Lo que le dolió a Escalona y a la 'Jupi', a esta generación le tocó menos", agrega.

La salida de esta última, Angélica Álvarez, del círculo íntimo de la Presidenta, se ha interpretado como el fin de las "bachemelenas", nombre que se le daba a la supuesta influencia de las amigas cercanas a Bachelet. Y el empoderamiento de Paula Walker, 45 años, hoy directora de la Secom, se lee como la instalación definitiva de esta nueva generación de "Bachelet boys (and girls)" y su profesionalización en desmedro de los afectos de la Presidenta.

"Esa profesionalización ha significado poner gente que políticamente viene de la segunda línea del poder, incluido Peñailillo o el propio Arenas. Ni del corazón de los partidos ni conspicuos miembros de la élite", dice un ex ministro de Bachelet. "El origen social de quienes conforman las capas medias del Gobierno es la novedad de este nuevo ciclo", agrega.

Porque si hay algo que caracteriza a esta nueva generación en el poder -con muchas excepciones por cierto- es su origen mesocrático. O al menos es lo que marca su espíritu. Buena parte de ellos viene de la clase media, de escuelas públicas, colegios subvencionados y liceos fiscales, de universidades de provincia y privadas con fines de lucro.

"Estos jóvenes no descubrieron el Chile real, porque ellos vienen de ahí. Y eso les da una cuota de moderación", dice un ex ministro.

A diferencia del Gobierno de Sebastián Piñera, los posgrados tampoco son mucho tema, "también porque muchos no los tienen", dice un socialista con cierta sorna. "Pero si en el Gobierno anterior la ruta lógica incluía un MBA, aquí eso no se exige", según un analista. "No tienen un razonamiento colectivo exitista, como sí tenían los Piñera boys", agrega, "porque conocen hace rato el Estado y la política, y saben lo difícil que es".

Tampoco tienen gurúes. Si en los 90 el socialismo renovado leía con devoción New Britain, de Tony Blair, hoy es difícil llegar a un nombre, aunque los estrategas políticos más jóvenes de la Nueva Mayoría vienen mirando a Obama y su estilo hace rato. "Pero son de Netflix y de Twitter, y no de leer El Capital o a Durkheim", dice un viejo socialista. "Y el programa de Gobierno no es el libro rojo de Mao, sino un manual operacional, y saben que lo tienen que sacar adelante, porque si no, no hay Nueva Mayoría".

De lo político a lo superfluo, los "Bachelet boys" son formales para vestir, salvo la vertiente hipster. "Pero si con Piñera era Brooks Brothers, aquí hay más Trial. Si el anterior Gobierno vivía más bien en Las Condes, Vitacura o Lo Barnechea, este lo hace en Ñuñoa, La Reina o Providencia. Si salen de noche, irán a la Plaza Ñuñoa, y no al Liguria como fue en la anterior administración de Bachelet. "Menos izquierda whiskera y aun menos red set", dice un dirigente del PPD. Este nuevo poder no tiene su bar ni su barrio ni su lugar de veraneo, lo que agrega más desconcierto. Un conspicuo UDI lo...

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