La azarosa historia del 'Diario íntimo' de Luis Oyarzún - 18 de Junio de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 682958157

La azarosa historia del 'Diario íntimo' de Luis Oyarzún

"Era muy fácil que los perdiera si escribía en cualquier parte -recuerda Morales-. En una casa de campo, alumbrado con una vela; a bordo de un barco o de un avión. Y después se los leía a los amigos en sus tomateras nocturnas".

Si el Diario de Oyarzún es el de un viajero, el de Mario Góngora sería más bien el de un sedentario, contrasta Morales en "El diario íntimo en Chile" (2014). "Dos estilos de pensamiento", dice este especialista que editó también el del historiador.

Distinguido con el Premio Municipal de Ensayo 1996, el volumen de 700 páginas que ahora publica Editorial UV reproduce -por voluntad expresa de Leonidas Morales- la edición de 1995, pero añade palabras faltantes, corrige aquellas mal escritas e incorpora, tanto en la portada como en interiores, óleos del pintor Carlos Pedraza, amigo de Oyarzún desde los años en que se conocieron en el Internado Nacional Barros Arana (INBA).

"En la pintura de Pedraza hay una sensibilidad que coincide con la de Oyarzún; ambos dialogan en la forma en que perciben la naturaleza", señala el editor Ernesto Pfeiffer, quien hace notar que las ilustraciones muestran lugares que Oyarzún frecuentó, como el Parque Forestal, las Rocas de Santo Domingo y el río Calle Calle, junto al que descansan los restos del escritor desde 1972.

La odisea de los cuadernos

Su llegada a Valdivia se comenzó a gestar dos años antes. El 5 de septiembre de 1970 sorprende a Luis Oyarzún en Nueva York, donde se desempeña como agregado cultural ante las Naciones Unidas del gobierno de Eduardo Frei Montalva. "Lo que acaba de producirse en Chile, ayer, es una mutación: el punto inicial de una carrera hacia lo imprevisible, con todos nosotros -los adultos mayores- a la retaguardia o en el olvido", anota en su "Diario íntimo". Para Oyarzún, con 50 años de edad, la elección de Allende supuso, en efecto, un desplazamiento. No solo su regreso al país, sino la pérdida de influencia en la Universidad de Chile de su círculo de amigos más cercanos desde los tiempos del INBA: Nicanor Parra, Carlos Pedraza y Jorge Millas, en primerísimo lugar.

Según lo previsto, la misión de Oyarzún en Estados Unidos culminó en marzo de 1971 y ese mismo año se trasladó con su madre a Valdivia. Gracias a gestiones de su hermano Fernando, prestigioso siquiatra y académico, había conseguido que el rector de la Universidad Austral, William Thayer, lo pusiera a dirigir Departamento de Extensión Cultural de la casa de estudios. Muy poco más alcanzó a vivir Oyarzún. La soledad, los desengaños y el alcohol destruyeron su salud. Internado de urgencia en el hospital, murió el 26 de noviembre de 1972. "TAKEN for a RIDE" fueron las últimas palabras que anotó en una libreta de tapas rojas. Expresión coloquial con varias traducciones posibles: llevar de paseo, asesinar, pero también pasar gato por liebre.

Conservó esa libreta Eugenio Oyarzún, sobrino del...

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