La automatización llegó para quedarse: vacas que se ordeñan solas, cirugías con robot y camiones mineros manejados con joystick
igitalización, automatización y robotización del trabajo son conceptos que la denominada Revolución 4.0 instaló en todas las economías a nivel mundial. Si bien el proceso comenzó en naciones desarrolladas y con alta penetración de manufacturas más sofisticadas -de hecho, el concepto se acuñó en Alemania-, lo cierto es que hoy, en menor o mayor medida, todos los países están enfrentados al desafío de adaptar la estructura laboral a la incorporación exponencial de la tecnología.Una estimación reciente del Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés) apunta a que dentro de tres años, en 2022, la automatización eliminará 75 millones de puestos de trabajo a nivel mundial, aunque, en contrapartida, contribuirá a la creación de 133 millones de plazas laborales, replicando lo que sucedió a lo largo de los distintos momentos de la industrialización, comenta Hernán Araneda, gerente del Centro de Desarrollo Humano de la Fundación Chile, quien añade que lo esencial frente a esta nueva evolución de las formas de trabajo humano es "salir de la discusión apocalíptica, porque captura mucho la imaginación".Si bien cuando se habla de automatización la imagen recurrente es la de un robot que asume las labores de una persona, el concepto es mucho más amplio y comenzó a instalarse en la década del 70 con la introducción de los softwares de planeamiento de recursos empresariales o ERP, así como los sistemas de gestión financieros, que en esa época comenzaron a sustituir tareas que eran desempeñadas por las personas. "La digitalización de procesos comenzó hace muchos años y, claramente, tenemos una baja gigante de las personas que no se prepararon técnicamente para mantenerse vigentes en ese nuevo entorno laboral", asegura Eduardo Valente, socio líder de Consultoría en Negocios y Tecnología de EY.Aunque el comercio es el sector más susceptible de automatizar sus labores, debido al alto componente de rutina de sus tareas, en esa industria el cambio se está dando por la obligación de adaptarse al nuevo patrón de consumo de las personas y no porque la incorporación de inteligencia artificial y automatización mejore el rendimiento del negocio, como sí sucede en algunos otros sectores."Los procesos de automatización no son homogéneos, no sucederán en todas las industrias al mismo tiempo por razones de negocios. Muchas veces se da que la incorporación de tecnología es muy cara y no necesariamente es rentable, o puede serlo, pero en plazos mayores que los que esperan los inversionistas", apunta Araneda. "El fenómeno se aprecia mucho más positivo que negativo, en la medida en que se haya trabajado para sentar las bases de las habilidades que requerirán los nuevos perfiles laborales", agrega.El ejecutivo añade que por eso hay que "poner paños fríos" y moderar los temores en torno al impacto de este fenómeno en el país. "En Chile estamos frente a una tendencia que aún es gradual, porque el nivel de industrialización es más bien bajo. Lo que predomina son los servicios y lo que tenemos, por ejemplo en retail , es que se requerirá especialización en las áreas de logística, donde los sistemas para la distribución de paquetes serán un nicho de absorción de empleos", comenta.Un estudio que ClapesUC presentará la próxima semana concluye que las industrias de transporte, almacenamiento y comunicaciones (46,9%), explotación de minas y canteras (27,6%), e intermediación financiera (23,2%) presentan las posibilidades más altas de automatizar labores que hoy son ejecutadas por personas, algo que desde hace un tiempo se evidencia en iniciativas concretas (ver recuadros).Los nuevos perfiles laborales ponen en jaque el modelo educativoA nivel nacional e internacional existe consenso en que las habilidades requeridas para desempeñar los nuevos trabajos que surgirán de la Revolución 4.0 no están reflejadas en los modelos educativos, ni tampoco consideradas en el diálogo entre los gobiernos, las empresas y los sindicatos."En el debate entre Walmart y sus sindicatos, habría esperado que el tema de la automatización -del que ambas partes estaban muy al tanto hace mucho- hubiese aparecido mucho antes como una parte mucho más sustantiva del diálogo laboral con un enfoque de largo plazo, que vaya más...
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