El aterrizaje de los temporeros extranjeros
Es mediados de abril y la falta de temporeros atrasó el trabajo en al menos una semana respecto de un año normal. La situación se repite en el packing donde embalan la uva, que está funcionando al 70% de capacidad porque no han podido conseguir más personal.
"El problema de la falta de gente ha sido catastrófico esta temporada y cada año es peor. Hemos comprado una serie de máquinas, pero hay labores que se tienen que hacer a mano. El gran riesgo es que son productos vivos, por lo que estoy en una carrera contra el tiempo", dice Bezanilla, y pregunta a uno de los encargados si alcanzarán a terminar la cosecha esa tarde.
Francisco Bezanilla, quien es socio junto a otros ocho productores de la Frutícola Gesex, en las dos últimas temporadas optó por traer extranjeros para enfrentar el problema. A través de una corredora contrató a 24 trabajadores provenientes de India y Nepal, a los que les construyó habitaciones, un comedor y una sala de estar para que vivan en el campo.
Trabajan en grupos mezclados con chilenos, varios son profesionales y han aprendido rápido los trabajos, quieren operar maquinarias y llegar a ser jefes, e incluso uno está tratando de que su familia se traslade a vivir a Chile, cuenta el mismo Bezanilla.
Esto, porque ninguno habla español y muy pocos manejan algo de inglés, por lo que varias instrucciones de trabajo se basan en los gestos más que en las palabras. Al intentar conocer su experiencia las respuestas son sonrisas, miradas atentas y frases cortas, como "muy bueno" o "muchas gracias".
La decisión de Francisco Bezanilla de contratar inmigrantes para la temporada se repite en campos en distintas regiones, especialmente entre Copiapó y Maule, sobre todo con trabajadores provenientes de Perú, Bolivia, Colombia y Haití, según comentan distintos productores.
Sin embargo, hasta ahora no hay datos concretos de cuántos hay en el país en estas tareas ni se han desarrollado programas especializados para el sector agrícola que regulen su ingreso al país y condiciones de trabajo, como ha ocurrido en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelandia.
MÁS productividad
Marina Baltazar es boliviana y antes de llegar a Chile vivió dos años en EE.UU.y otros dos en España. Cuenta que en su país estudiaba Derecho, pero no pudo pagar la carrera y decidió viajar para ahorrar y enviarle dinero a su hijo, que sigue en Estados Unidos. Desde hace poco más de un año trabaja en la cosecha y embalaje de frutillas en la empresa Huertos Chile, que provee de berries a algunas cadenas de supermercados.
Cuenta que le gusta el área agrícola porque no tiene que arrendar un lugar para dormir. "La posibilidad que dan de tener una vivienda es muy buena. En otros trabajos pagan más, pero tienes que arrendar una casa y salir más temprano, pero acá te levantas, vienes a trabajar y no gastas un...
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