Atacama cambio climático y la competencia externa, los desafios - 20 de Noviembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 697034753

Atacama cambio climático y la competencia externa, los desafios

El resto de la zona muestra un panorama similar. La mayoría de los pozos y canales han sido limpiados y se ha vuelto a plantar donde el río arrancó de cuajo decenas de hectáreas de viñas y cultivos de pequeños agricultores. Se desbloquearon los caminos y la reconstrucción de viviendas, galpones y bodegas, si bien está incompleto, avanza.

Es un milagro. Tal vez porque esta región es una suerte de milagro. Al menos en términos agrícolas.

Enclavada en el desierto más seco del mundo, hace más de 40 años comenzó la gesta de convertir sus valles en verdes parronales, que se encaraman en cada recoveco de los cerros, a pesar de casi no disponer de agua y a punta de riego tecnificado, permitiendo a la zona florecer productiva y económicamente. Hoy hay más de 11 mil hectáreas de frutales. De ellos, casi 8 mil son de uva de mesa para exportación.

Sin embargo, en los últimos años, la lucha agrícola de la III Región se complicó aún más. El cambio climático puso mayor presión sobre la ya escasa disposición de agua y aumentó los riesgos de catástrofes, como los aluviones, impactando los volúmenes de producción. A ello se sumó la creciente competencia en los mercados, lo que ha llevado a que los precios no sean los de otros tiempos. Incluso la temporada pasada se dieron los más bajos que nunca les habían tocado. Si a los menores ingresos se agrega el aumento de costos, como el de materiales, insumos y de la mano de obra, que escasea por la competencia minera, se configura un nuevo mapa de desafíos para la zona.

Por ello, aunque este año la situación se avizora promisoria, -pues el agua está asegurada para las próximas dos temporadas, la producción de uvas se espera generosa y el precio promete ser mejor que el de la temporada anterior, aseguran los agricultores locales- los atacameños saben que ellos y el Estado tienen que hacer cambios profundos para continuar con su milagro.

la prioridad: el agua

Leonardo Gross, director regional de Indap, cuenta que la agricultura campesina se ha visto enfrentada en los últimos años a situaciones muy complejas. "Pero nuestros agricultores han demostrado tener una resiliencia enorme. Los primeros en empezar a ponerse de pie y comenzar a reconstruir fueron los habitantes del mundo rural, y eso que hubo pérdida total en muchos casos, de cultivos, bodegas, viviendas y animales", cuenta.

Señala que ya se han habilitado muchos canales y se han limpiado pozos y que en riego la región está normalizada, salvo excepciones puntuales.

"Tenemos una disponibilidad hídrica que debemos aprovechar, hay que hacer las inversiones que se perdieron y que van a permitir realizar un uso más eficiente del agua. Esta abundancia es momentánea. El cambio climático es una realidad y tenemos que ser capaces de enfrentar ese desafío con inversiones para proteger los cultivos y asegurar agua cuando tengamos lluvia abundante y utilizarla de la manera más eficiente durante los procesos de sequía", dice vehemente Gross.

Dominga Suárez, de 74 años, es una pequeña agricultora del sector Piedra Colgada, entre Copiapó y Caldera. Hasta el aluvión tenía olivos y se dedicaba a la apicultura. El alud la atrapó por dos días en el cerro, junto a su esposo. Perdió incluso su título de dominio y una platita que tenía guardada en un cajón de su cómoda se la llevó el agua. Hasta artrosis le dio debido a todo lo que tuvo que andar, cuenta.

Su casa quedó dada vuelta, perdió los árboles y de sus 29 núcleos de abejas se quedó solo con tres cajones llenos de barro. "Las saqué del barro, pobrecitas, y hace poco cambié los cajones para que pudieran seguir formando familia", relata. Gracias a un monto que le entregó Indap, logró salir adelante. Ahora produce aceitunas de mesa.

María Cartagena es dirigente campesina. Tenía su casa a orillas del río Copiapó junto a un par de chañares majestuosos, 175 árboles frutales y 10 mil matas de melones.

También lo perdió todo. Y el desastre siguió. "Hasta guarenes llegaron. Y luego grillos, que se comieron todas las mangueras y las cintas para el riego. Fue como una peste. Justo estaban dando Moisés en la tele y se mostraban las 10 pestes. Acá era igual", cuenta con una risotada que achican sus ojos celestes.

También recibió ayuda del Ministerio de Agricultura. Levantó una casa de emergencia...

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