ASTURIAS Cuatro pueblos con vista al mar - 12 de Julio de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 577741614

ASTURIAS Cuatro pueblos con vista al mar

El borde costero del principado de Asturias -en el norte de España, atrapado entre Galicia, Cantabria y León- es un paisaje que sorprende con sus escenarios naturales y ciudades cargadas de historia. Con 300 kilómetros aproximadamente, este litoral es el tercero más largo entre las comunidades autónomas españolas y su accidentado perfil tiene casi 200 playas, la mayoría de ellas breves, estrechas, emplazadas en torno a pequeños ríos que -justo antes de desembocar en el mar- se ensanchan y forman fiordos o "rías". Y junto a ellas, hace siglos comenzaron a aparecer pueblos de tradición pesquera que se han convertido en las joyas que atraen a los forasteros que llegan cada vez más al principado.

Así, a lo largo de esta costa se desperdiga un puñado de localidades marineras de arquitectura anacrónica y placidez inagotable. Lugares que ofrecen sol y playa, pero donde lo que seduce sobre todo es la naturaleza, la historia, el urbanismo inédito y la tranquilidad. Son pueblos como Llanes, Ribadesella, Llastres y Cudillero, entre otras localidades que se distinguen en el paisaje del Cantábrico asturiano.

-Estos pueblos costeros tienen una belleza especial -dirá Ana Fernández-Villasuso, de la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural de Asturias, antes de dejar Gijón. Lo dirá porque (uno podría sospechar) es parte de su trabajo, pero también porque tenemos al frente el horizonte de la playa de San Lorenzo en la principal avenida de esta ciudad, y parece solo un adelanto de lo que veremos en los días que vienen.

La cinematográfica estampa de Llanes

Asturias se ha desarrollado históricamente entre el verde del bosque y el azul del mar Cantábrico: el 40 por ciento del territorio de la comunidad autónoma pertenece a la red de paisajes naturales protegidos del país. Y entre estos dos ecosistemas tan opuestos como complementarios se despliega esta suerte de cornisa de postales espléndidas: vemos cumbres que superan los dos mil metros de altura, bosques de pinos y eucaliptos siempre húmedos y "bufones", chimeneas naturales que se forman en los acantilados, por donde escapa el aire y los chorros de agua -como si fueran géiseres- cuando golpean las olas, lanzando una especie de bufido que se escucha a varios kilómetros de distancia.

Vemos algo de eso antes de llegar a Llanes, la primera escala de este recorrido veloz. Una ciudadela que presume abolengo y tradición marinera, y que es el eje del municipio situado en la parte más oriental del principado. Aquí la población no supera los 14 mil habitantes, pero en verano la cifra se triplica por los visitantes que llegan a sus 38 playas repartidas en 50 kilómetros de litoral.

Pasa el mediodía cuando...

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