Asia, la última frontera del catolicismo - 28 de Noviembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 697830729

Asia, la última frontera del catolicismo

Asia sigue siendo la última frontera del catolicismo. El continente religioso por antonomasia, cuna de las más antiguas y mayores religiones de la humanidad, sigue pareciendo impermeable a la fe cristiana. Hoy, el catolicismo representa solo al 3% de los asiáticos. Una gota en el mar, que se hace más evidente en este caso. Porque Myanmar cuenta con el 1,27% de los católicos entre un inmenso mar azafrán budista de cerca de 52 millones. Y en Bangladesh, los católicos alcanzan el 0,3% de los 160 millones de habitantes del país.

"Aquí, la inmensa mayoría cree que el jefe del cristianismo es Donald Trump", explica, desde Dacca, el misionero marista Eugenio Sanz, que lleva décadas en el país, atendiendo a los niños y jóvenes que, en semiesclavitud, se dedican a la recolección del té.

¿Qué pinta el Papa en dos de los cinco países más pobres del mundo, donde la inmensa mayoría de la población ni siquiera lo conoce, a pesar de ser un líder global? Se va a sumergir en el "corazón" de Asia. Para echar aceite sobre sus muchas y profundas heridas. Para volver a clamar, allí, que es un pecado de lesa humanidad el que se está cometiendo con la minoría rohingya, que vaga entre las fronteras de Myanmar y Bangladesh. Para repetir que el dios de su Dios es la sacrosanta dignidad de cada persona humana.

Aunque no consiga solucionar del todo el problema de los refugiados, Francisco quiere seguir encarnando la parábola del buen samaritano. La Iglesia hospital de campaña en acción, en medio de las miserias más atroces del mundo.

El cristianismo, que conformó Occidente desde Constantino en adelante, es visto en Asia como una religión "moderna", extranjera (a pesar de haber nacido también en el Asia Menor), sin arraigo, con una doctrina y unos ritos muy alejados de su sensibilidad religiosa ancestral. A esta impermeabilidad cuasi natural de Asia al cristianismo, hay que sumar los errores cometidos por la propia Roma.

Hubo un momento en que la enorme China estuvo a punto de ofrecer carta de ciudadanía al catolicismo inculturado de Matteo Ricci, pero Roma tachó los sabios intentos del jesuita de "herejías" y "supersticiones". Y como tales, los mantuvo hasta 1939, cuando, por voluntad de Pío XII, un decreto...

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