El alma mater de los haitianos
-Quería comprender cómo los problemas de las naciones como Haití se podían solucionar a través de políticas económicas. Estoy muy orgulloso de mi carrera -dice hundiendo las manos entre sus piernas para esconderlas del frío.
Isaac cuenta que, después de graduarse, trabajó con organizaciones comunitarias en gestión de proyectos, como cajero de un banco y analista financiero. Hasta que en 2015 su novia se vino a Chile. Él renunció a su trabajo, cuenta, y en diciembre pasado llegó aquí para apoyarla. Cuando aterrizó en Santiago, pensó:
-Estoy en Chile, un país con más desarrollo que el mío, que tiene otra estructura pero que también tiene más oportunidades... Pero eso no pasó -dice Isaac, quien hoy trabaja como inspector de calidad en una carnicería de Recoleta.
Según estimaciones de la Organización de Profesionales Haitianos en Chile, una ONG fundada por el haitiano y licenciado en mercadeo Michael Alexandre, 30 por ciento de los migrantes que han llegado a Chile tiene algún título universitario.
A fines de 2016, la PDI informó que la cifra de haitianos que vivían en el país sería de, al menos, 40 mil personas, por lo que habría 12 mil que llegaron con un título en mano.
Delio Cubides es asesor sociolaboral y jurídico del Instituto Chileno Católico de Migración (Incami) y se encarga de trabajar con la comunidad haitiana:
-He recibido médicos, ingenieros, abogados, de todo un poco. Ellos estudian bastante medicina, agronomía, derecho y enfermería, que son las carreras más presentes en Haití.
En el currículo de Marie Ange Petit-Homme se lee que tiene 32 años, es haitiana, profesora de enseñanza básica y media y que habla inglés, francés, créole y español. También que estudió en una École Normale Supérieure, institución que se encarga de la formación de maestros. La sede principal está ubicada en París y suele tener presencia en países francófonos.
Sentada en la Plaza de Armas, Marie cuenta que llegó a Santiago hace tres años. Buscó un par de meses empleo en colegios, hasta que alguien le aseguró que estaba perdiendo el tiempo. Ese día, dice, descubrió que los títulos de su país no eran válidos en Chile: no existe un convenio de convalidación de estudios entre ambos países, pues el Estado chileno no reconoce los estudios universitarios cursados en Haití.
-Pensé en devolverme, pero estoy dispuesta a empezar de nuevo, porque Chile está mejor que Haití.
Ante el estatus que tienen sus títulos, explican desde Extranjería, los haitianos no pueden aplicar a visas de residencia como profesionales. Para ser residentes, deben solicitarlo a través de la presentación de un contrato de trabajo. Esto, a diferencia de los migrantes de Bolivia o Venezuela, por ejemplo, países que están en el convenio Andrés Bello, una organización intergubernamental de integración educativa, científica, tecnológica y cultural.
En marzo de este año, la Presidenta Michelle Bachelet firmó un acuerdo con Haití, a través del cual Chile se comprometía a reconocer la educación media de los haitianos. Antes de eso, todos los migrantes con educación media cursada en Haití y que querían ingresar a una universidad chilena debían repetir la escuela.
Según el Ministerio de Educación, el convenio debería entrar en vigencia el último trimestre de este año.
-Por eso la gente cree que vienen sin estudios -dice...
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