Un alemán preso en Chile - 6 de Octubre de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 400857118

Un alemán preso en Chile

23 meses después, cuando le avisaron que era uno de los 800 extranjeros ilegales en las cárceles chilenas que podían acogerse al indulto otorgado por el Gobierno, lo que le permitiría volver a su país, Gordon Gablik tenía varias poleras, varios pantalones y unas zapatillas marca Puma casi nuevas. También un televisor, un DVD y una afeitadora eléctrica. Y muchas películas pirata, según dice.

En Chile Gordon Gablik, 26 años, 1,70 aproximado de estatura, pelo claro, ojos azules, español perfecto, sonrisa fría, sólo ha estado en el aeropuerto Arturo Merino Benítez, el penal Santiago Uno y la cárcel de Puente Alto.

La historia que Gordon Gablik cuenta sobre él es ésta: dice que nació en Halle en 1986 cuando el muro que dividía Alemania aún existía. Que su padre lo abandonó y que con su madre vivían con menos de lo justo y que por eso ella decidió, cuando él tenía tres años, escapar al lado occidental.

Cuenta que se instalaron en Hamburgo, donde disfrutaron una vida de bienestar económico que él recuerda como perfecta. Y que a los 10 años, padrastro de por medio, se mudaron a Málaga, España, donde la vida ya no fue tan perfecta, porque no había bienestar económico ni tampoco una relación padrastro-hijo. A los 16 años, dice, se fue de la casa y terminó sus estudios en la noche, mientras trabajaba de camarero y albañil.

Ese es el oficio que aparece en los papeles que llenó cuando ingresó a la cárcel en Chile. Ahí también sale que lo condenaron a tres años y un día por tráfico ilícito de drogas y que tiene bajo compromiso delictual. Que ahora vive en la Torre 5, donde están los presos con buena conducta y que trabaja como mozo en la mantención del penal.

No violento, sin intentos de fuga, trabajador, con una esposa y una hija que lo esperan en España. ¿Cómo es que este hombre terminó preso al otro lado del Atlántico?

Él lo cuenta así:

-Yo trabajaba en la construcción, para la alcaldía de Málaga. De repente el pago se empezó a atrasar cada vez más. Llegué a estar siete, ocho meses sin plata. Tenía ahorros, pero se me fueron acabando, no podía pagar la cuota del auto, faltaban cosas en la casa. He trabajado toda mi vida, pero veía que a la gente que vendía drogas no le faltaba la plata. Entonces pensé: "¿Por qué no? Lo hago una vez y luego, con la ganancia, pongo un negocio legal". Hablé con unos argentinos allá (en España) que siempre me decían: "¿Quieres dinero fácil?", y ellos me contactaron con unos compatriotas suyos. Viajé a Argentina, me comuniqué con los que me iban a pasar la droga, me pidieron mi bolso y luego me lo entregaron. Tomé el avión de vuelta a Madrid, había que hacer trasbordo en Chile. Ahí, al azar, me eligieron para revisarme.

Lo que vino después no está tan claro. Él está seguro de que nadie lo entregó, pero los policías de la PDI revisaron una y otra vez su bolso, sin encontrar nada. Sacaron toda su ropa y cuando con un cuchillo rajaron el fondo del bolso, él llegó a pensar que lo habían engañado, que nadie le había cargado la droga por la que había pagado. Finalmente la policía encontró cuatro paquetes de cocaína adosados a un pantalón.

-Yo miraba esto y no sentía ni pensaba nada. Cuando realmente me di cuenta de que no...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR