Acortar carreras en las universidades limitaría sus ingresos por aranceles, con los que financian 63% de sus gastos - 27 de Julio de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 521517850

Acortar carreras en las universidades limitaría sus ingresos por aranceles, con los que financian 63% de sus gastos

En 2012 lo intentó sin éxito el ex ministro de Educación, Harald Beyer, y esta vez lo planteó el ministro Nicolás Eyzaguirre: con 6,3 años de duración, las carreras que imparten las universidades chilenas son demasiado extensas y se abrió el debate sobre acortarlas.

"Cuatro años de estudio, lo que duraría un college , me parece un objetivo sensato de financiar para un país de US$ 20 mil per cápita", dijo el ministro el 20 de julio, apuntando medio a medio a la extensión promedio que exhiben las carreras universitarias en los países de la OCDE (4,3 años).

Ya sea con Beyer o con Eyzaguirre, la reacción de las universidades del país fue la misma: las instituciones privadas que se financian fundamentalmente con los aranceles que pagan sus alumnos ven con recelo la idea de acortar sus carreras; las estatales, que se financian con los aranceles y con aportes estatales, la apoyan con reparos; y las privadas tradicionales, que captan aranceles, fondos estatales y concentran el 68% de las donaciones privadas, la apoyan.

Según cifras del Servicio de Información de Educación Superior del Mineduc, en promedio, el 63% de los gastos de las universidades se financian con los aranceles.

Asimismo, del total de ingresos operacionales de las universidades privadas, el 79% proviene de los aranceles de pregrado; en las instituciones estatales, el 46% y en las privadas tradicionales, el 39%. Mientras más expuestas están al pago de aranceles, menos dispuestas están a acortar sus carreras.

En 1998, Europa comenzó a vivir un proceso de ajuste similar al que se está discutiendo en Chile, conocido como Pacto de Bolonia (ver recuadro) que, entre otros elementos, implicó acortar carreras, prescindir de cátedras e, indirectamente, de profesores.

En contra de la idea

Según señalan en algunas universidades privadas no tradicionales, el problema de acortar las carreras manteniendo el actual esquema de financiamiento es que los aranceles no solo se utilizan para financiar gastos en docencia (fundamentalmente, sueldos), sino que otros gastos operacionales, como investigación y desarrollo institucional.

En las universidades privadas, el pago de remuneraciones equivale al 51% del total de sus gastos (en las del Cruch, 57%).

Para el rector de la Universidad Finis Terrae, Cristián Nazer, reducir la duración de las carreras a cuatro años significaría una merma de recursos para estas instituciones, incluso considerando la duración formal de las carreras en Chile y no lo que, realmente, se demoran los alumnos en titularse: "Una carrera de cinco años (la mayoría), que se acorte a cuatro, significaría 20% menos de ingresos. Una reducción del 20% de los ingresos...

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