'El Abencerraje' y los romances, dos lecturas de la España del siglo XVI. - Núm. 40, Marzo 2007 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56387718

'El Abencerraje' y los romances, dos lecturas de la España del siglo XVI.

AutorDaneri, Claudia Andrade
CargoTextos

Introducción

"Temido, envidiado, combatido, denostado, el musulmán -sarraceno, morisco, turco o marroquí- alimenta desde hace diez siglos leyendas y fantasías, motiva cantares y poemas, protagoniza dramas y novelas, estimula poderosamente los mecanismos de nuestra imaginación. "[45]

La idea de este ensayo es mostrar dos lecturas de la España del siglo XVI que dan cuenta de la creación, por parte de los cristianos que en ese entonces dominaban la Península, de una 'imagen' de los musulmanes españoles a los que se les llamaba 'moriscos'.

Mediante la literatura, y en este caso gracias a los romances[46] y a una novela llamada El Abencerraje y la hermosa Jarifa, somos testigos de la 'representación' que los cristianos hacían de los moriscos; cómo a través de la ficción idealizaban a los que, tiempo antes, habían sido sus enemigos. Pese a que esta representación puede alejarse de la realidad, asombra la cercanía histórica que posee respecto de los hechos que acontecieron en esta época, hechos que en el presente aún nos plantean dudas y nos llaman a la reflexión.

Esto es lo que pretendo en estas líneas, llevar a cabo una reflexión acerca de algo que parece lejano en cuanto a tiempo y espacio, pero que se ha transformado en una problemática contemporánea. Ahora más que nunca. La 'creación' y 'representación' de Otro que, finalmente, no es más que la negación de uno mismo; la 'idealización' y 'demonización' de un enemigo según constituya o no un peligro para nosotros, es lo que me interesa plantear a través del análisis de testimonios literarios producidos en la España en el siglo XVI.

Protagonistas de este ensayo, los 'moriscos', en el uso de esta palabra por los historiadores actuales, son los musulmanes de los reinos peninsulares que luego serán España (las Coronas de Castilla, Aragón y Navarra) y que fueron obligados a convertirse al cristianismo a principios del siglo XVI"[47]. También es aclaratoria la definición que al respecto da Julio Caro Baroja en Los Moriscos del Reino de Granada: "La determinación del grupo étnico, en el caso de los moriscos se hace, en gran parte, a base de criterios religiosos. Criterios religiosos de una índole muy particular y distintos, hasta cierto punto, de los que sirvieron para distinguir a los mudéjares (que, en parte, fueron sus antepasados) y a los mozárabes, que vivieron antes todavía y en una situación inversa."[48]

Desde la Edad Media los musulmanes generalmente eran llamados 'sarracenos' o 'moros', palabra de la cual deriva 'morisco'[49] y que conlleva un origen hispánico que los distingue de los habitantes de la Berbería (actual Zagreb o Norte de África Occidental). Actualmente la palabra moro aún carga con cierta negatividad heredada de aquella época y en muchos casos extenderá su significado a todo lo ;no -- cristiano'[50].

Como explicaremos en nuestro ensayo el 'problema morisco' proviene de la situación de opresión en que se vio inmersa esta minoría. Aunque muchos se habían marchado hacia otros países, los que aún quedaban en el territorio español, poco a poco fueron perdiendo sus libertades: en muchas ciudades tuvieron que abandonar sus hogares para reubicarse en las periferias o en sectores apartados especialmente para ellos; vivían constantemente presionados política y económicamente; y finalmente, se vieron forzados a 'convertirse' y con esto a perder su religión. Con esto, los moriscos, obligados a profesar su fe escondidos al interior de sus hogares o, en el caso de los que se habían convertido sinceramente, a demostrar a cada instante su cristiandad recién adoptada, ya podían vislumbrar lo que iba a ocurrir: la expulsión del territorio español en la primera década del 1600. Podemos ver en la expulsión de esta minoría el fin de un ciclo de nueve siglos en la historia de España y el fracaso de la convivencia social, entendiendo por convivencia el vivir junto al otro relacionándose a través de intereses y obligaciones comunes.[51]

Siguiendo los planteamientos de Míkel de Epalza en su obra Los moriscos antes y después de la expulsión, es interesante notar los dos puntos de vista desde los cuales se puede ver a los moriscos como grupo humano. Por una parte se les puede considerar desde el punto de vista 'occidental' (y tal vez el más común para nosotros), como un 'grupo específico de la sociedad peninsular, diferenciado por su origen islámico y su forma de vida musulmana, cuya especificidad se estudia en función de su integración en el conjunto de la sociedad española."[52] Desde este punto de vista habría que considerarlos como un grupo marginal que habitaba en España en el siglo XVI que vio su final en la expulsión de la Península como resultado de un fuerte rechazo hacia lo musulmán, que con el tiempo se extendió a toda Europa (y me parece que por estos días lo encontramos también presente en América).

Desde un segundo punto de vista, "los moriscos son los últimos musulmanes de Al Andalus. Están insertos, evidentemente, en una sociedad hispánica, que les es hostil, porque es diferente: si ellos son fundamentalmente musulmanes, orientales y árabehablantes, la sociedad española del XVI-XVII es fundamentalmente cristiana, europea y romancehablante. Su estudio, desde esta óptica, está centrado en sus características islámicas, con las nuevas aportaciones que la sociedad hispana que les rodea añade a su ser musulmán fundamental."[53] Hay que resaltar el hecho de que en esta definición, subjetiva como todas las demás, aparezca la diferencia como causante de un 'medio hostil' para los musulmanes; me parece que ahí radica principalmente el problema: la 'diferencia', a lo largo de la historia universal, pocas veces es aceptada; por el contrario, la mayoría de las veces es rechazada o se ve envuelta en un proceso de homogeneización llevado a cabo por los vencedores; más curioso aún es el hecho, de que cuando los musulmanes entraron en la Península en el siglo VIII no prohibieron esa 'diferencia', sino que albergaron en su territorio a las distintas religiones que en esos momentos existían en ellos, promoviendo la tolerancia entre grupos sociales y un gran intercambio cultural.

Los moriscos, por su parte, se insertarán más tarde en la literatura como tema, ya sea de ficción o realidad, instaurando lo que se denominará el 'género morisco'. Este último, a su vez, propició lo que críticos y estudiosos han denominado 'maurofilia literaria' que se caracteriza por enaltecer e idealizar al moro vencido, asumiendo su voz, compadeciéndolo y compartiendo sus penas y dolores. Ejemplo de esto son El Abencerraje y los romances moriscos y fronterizos. Un estudioso de la literatura española como Juan Goytisolo dice al respecto: "La maurofilia literaria del siglo XVI, estudiada por Cirot y María Soledad Carrasco, abarca en verdad todos los géneros (romances, lírica tradicional, obras dramáticas, poemas épicos ...) pero florecerá especialmente en el terreno novelesco gracias al éxito de El Abencerraje"[54].

Como veremos luego, en El Abencerraje, aparece el moro idealizado y en esta novela se exalta una forma de vida palaciega e idealizada, pendiente del amor y la belleza, que no corresponde con la realidad histórica que nos muestra una época en que las batallas ya habían cesado y los moros eran rechazados por la sociedad.

Cuando los musulmanes dejaron de ser una amenaza para la España cristiana, los castellanos no sintieron repulsión sino que una gran atracción hacia el lujo, la vestimenta y las costumbres de los vencidos; de esto es de lo que se adueño la literatura, que convirtió en ficción la realidad al promover imágenes de algo que no sólo no existía sino que se guardó en el inconsciente colectivo creando una representación de los moros que ahora aparecían con características cristianas por un lado, y noveleras por otro.

Así, "la identificación del lector con la figura del moro enaltecido, sutil y remoto aumenta a fin de cuentas la distancia entre pintura y original: la admiración por la primera contribuía quizás a excusar a ojos del público el menosprecio y rechazo del segundo, ese morisco vulgar y corpóreo con quien topaba diariamente en la calle."[55]

Por otro lado es importante lo que Francisco López Estrada comenta respecto de la obra misma en cuestión y la imposibilidad de ver en ella una relación real: "El Abencerraje viene a representar la formulación literaria, establecida en estos anos críticos y referida a un pasado, de algo que era imposible en el presente: la convivencia de gentes de una y otra ley, dentro del concepto de la relación humana de la amistad que promueven la generosidad de Narváez y la gentileza de Abindarráez."[56]

España y su historia

En la España del siglo XVI encontramos un tiempo que marca el final de la convivencia de distintas culturas que viven el intento de una nación por homogeneizarse y unificarse a través de batallas, matrimonios y persecuciones. Es una época de expansión en donde se amplían las fronteras más allá de los mares pero se limitan las diferencias de los que se encuentran en el territorio peninsular; es esta dualidad la que se hará patente en aquel lejano 1492 cuando en Enero los musulmanes pierdan definitivamente Granada y en Octubre Colón llegue por primera vez a América.

Para entender esta parte de la historia de España debemos retroceder al 711 cuando los musulmanes ingresan a la península que en ese entonces era domina por los visigodos. Pese a largos anos de convivencia pacífica y de un enriquecedor intercambio cultural entre las tres 'leyes'[57], musulmana, cristiana y judía, que habitaban en la península, distintos factores hicieron que culminara el proceso de la Reconquista que iba a tener como bastión la religión Católica.

La historia de Granada se ve marcada por la ascensión al poder de los nazaríes en 1238 y por su época de esplendor cultural bajo el dominio de Yusuf I y Muhammad V (entre 1333 y 1339) quienes en períodos de treguas con los cristianos construyeron La Alhambra que se convertirá en uno de los...

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