El sabor auténtico de Robinson Crusoe - 19 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 539603302

El sabor auténtico de Robinson Crusoe

Aquí, todo luce nuevo. Solo un bote de madera abandonado sobre el camino y un edificio a medio construir dan cuenta de los vestigios de la ola que azotó la costa de esta isla, la principal del archipiélago Juan Fernández, el 27 de febrero de 2010, dejando cientos de isleños damnificados, diez muertos y seis desaparecidos.

Hoy, poco se escucha del tsunami entre sus habitantes. Comienza una nueva temporada de extracción de langosta; los hoteles, cabañas, restaurantes y centros de buceo están reconstruidos, y la ola -dicen aquí, con el infatigable ánimo del auténtico colono- trajo al menos un beneficio: el movimiento del fondo marino, afirma Franco Recabarren, pescador y guía, produjo un inesperado aumento del 40 por ciento en la "saca" de langostas.

Hace solo un par de días se levantó la veda y el lado norte de la isla, donde está la tranquila bahía Cumberland, ya tiene varias boyas amarillas flotando que demarcan que allí abajo hay jaulas con restos de breca y anguila para atraer a este preciado crustáceo carroñero. Es el único método para la extracción: permite que la actividad se mantenga sustentable, sin dañar el ecosistema. Por eso, no se usan redes ni cerco, ni se permite la captura con buceo.

Franco Recabarren, que usa un collar hecho con un colmillo de lobo de Juan Fernández y coral negro, hoy nos lleva en su barco a buscar la langosta para probarla in situ. Desde ahí (señala el triángulo que delimita sus boyas) a la izquierda (donde se ve una luma endémica sobre el monte) y a la derecha (una roca afilada que hace sombra en la orilla) son los límites naturales que han establecido los pescadores con el tiempo. "Como el mar es libre, de todos los chilenos, acá hay una filosofía de respetar las marcas que nos han traspasado nuestros antepasados", explica.

Como en todo comienzo de ciclo, la jornada parte lenta: la trampa de Franco tiene solo dos langostas. Una es hembra, tiene huevos y no cumple la medida mínima para extracción: 11,5 centímetros de torso. Así que la devuelve al mar y nos quedamos con el macho para preparar el perol de langosta, un plato típico robinsoniano, navegando con vista a los acantilados de roca volcánica, en un mar tan azul que parece de mentira mientras, más allá, una manada de lobos finos de dos pelos aporta, con su bramido gracioso, el único sonido que interrumpe la tranquilidad.

La langosta y el cangrejo dorado de Juan Fernández son el principal sustento económico de la población de la isla. Entre el 1 de octubre y el 1 de mayo, los pescadores se hacen a altamar. Salen por unos días, si es que sus trampas se limitan a los alrededores de Cumberland. Si están en la isla vecina de Santa Clara, partirán por semanas. Y si tienen que viajar a la isla...

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