A 50 años de su Premio Nobel: Por qué deberíamos seguir leyendo a Neruda - 24 de Octubre de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 877147423

A 50 años de su Premio Nobel: Por qué deberíamos seguir leyendo a Neruda

No era la primera vez que su nombre se barajaba en la Academia Sueca, ni tampoco la primera en que el Estado de Chile hacía gestiones en su favor, pero el 21 de octubre de 1971, Pablo Neruda, nacido en la ciudad de Parral como Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, el 12 de julio de 1904, recibió la confirmación de la noticia que había esperado durante años y que horas atrás le había adelantado su amigo y colaborador Jorge Edwards. Por entonces, el poeta y el narrador se encontraban en París, uno como embajador y el otro como ministro consejero del gobierno de la Unidad Popular en Francia. Ese jueves de octubre, Pablo Neruda se convirtió en el segundo escritor chileno reconocido con el Premio Nobel de Literatura, después de Gabriela Mistral, y en el tercer latinoamericano: en 1967 lo había ganado el guatemalteco Miguel Ángel Asturias.Fundamental en este camino fue el poeta y novelista sueco Artur Lundkvist, quien, como experto en literatura latinoamericana, ya en 1951 pidió el Nobel para Neruda en la revista BLM, de Estocolmo. Fue quien lo tradujo al sueco y desde 1968 formó parte de la Academia. Así, mientras la militancia comunista de Neruda fue un obstáculo para concederle el premio en años anteriores, ahora contaba con un gran aliado en el centro mismo del poder literario. La opinión de Lundkvist parece haber sido decisiva en 1971.Entre otros méritos, la Academia Sueca destacó a Neruda como "autor de una poesía que, con la acción de una fuerza elemental, da vida al destino y los sueños de un continente". Una fuerza elemental poderosa y abarcadora que se expresó en distintos cauces poéticos y en cuarenta libros, así como en numerosos textos dispersos. Poco antes, el poeta había reconocido: "Ya me parecía irritante ver aparecer mi nombre en las competencias anuales, como si yo fuera un caballo de carrera. Por otro lado, los chilenos, literarios o populares, se consideraban agredidos por la indiferencia de la Academia Sueca. Era una situación que colindaba peligrosamente con el ridículo", consigna Carlos Ruiz de Gamboa en "Crónica de un río que desborda sus márgenes" (La Noria, 1993).La noticia logró unir en la alegría a literatos y a todo un país que por entonces sufría la polarización política.Luces y sombrasLa figura del poeta se ha visto sacudida en el último tiempo por diversas polémicas, como su inexcusable conducta respecto de su primera mujer y su hija enferma, a quienes abandonó en Europa en plena Segunda Guerra Mundial. O con la joven a la que agredió sexualmente cuando se desempeñaba como cónsul en Oriente, una situación que él mismo reveló en sus memorias ("Confieso que he vivido", Seix Barral, 1974). En el contexto actual, de reivindicaciones y avances respecto de los derechos de las mujeres, hay voces que acusan a Neruda de machista y patriarcal, y que incluso han propuesto "cancelarlo", sacando sus obras de los planes de estudio.Al respecto, la filóloga y escritora española Irene Vallejo, autora del celebrado ensayo "El infinito en un junco", señalaba en una entrevista reciente: "Yo creo que nuestro pasado es importante entenderlo con sus luces y con sus sombras, tener un sentido crítico hacia él y asumir que la creatividad y los grandes logros pueden venir de personas con muchas ambigüedades, con muchos rincones oscuros y podemos poner de manifiesto esas ambigüedades, esos lugares oscuros, esos comportamientos con los que no estamos de acuerdo y al mismo tiempo disfrutar de su obra y de lo que nos aporta".Poeta de antología¿Por qué razones literarias, entonces, deberíamos seguir leyendo a Neruda? ¿Cuáles son sus grandes obras o su mejor etapa creativa? Responden aquí los poetas y premios nacionales de Literatura Raúl Zurita, Óscar Hahn y Manuel Silva Acevedo; el crítico Ignacio Valente (José Miguel Ibáñez Langlois), y las poetas de distintas generaciones Teresa Calderón, Alejandra del Río y Victoria Ramírez."Hay autores de peso que están 'fechados', como dicen los anglosajones: dated -señala Ignacio Valente-. Se circunscriben a su tiempo, y no lo trascienden. Neruda es otra cosa: se leyó, se lee y se leerá por tiempo indefinido. Es ya un clásico, en suma". ¿Por qué?, se pregunta el propio crítico literario: "Por la enorme fuerza de su lenguaje, casi hipnótico; es como una potencia de la naturaleza. Y por su extraordinario oído verbal; su eufonía solo es comparable con la de Rubén Darío. El siglo XX de habla castellana no ha producido poetas semejantes a Neruda y (César) Vallejo".Raúl Zurita coincide en este punto, y señala muy escuetamente: "Porque junto a César Vallejo (Neruda) es el más extraordinario poeta de la historia de la lengua castellana".A la hora de elegir las "cumbres" del Premio Nobel, Ignacio Valente afirma: "De su amplísima obra, me quedo con las dos 'Residencias' y con algunas 'Odas elementales', aunque de comienzo a fin hay tantos otros poemas memorables. Por decirlo así, Neruda es más para antología que para obras completas".Y lo dice con autoridad, ya que él mismo se embarcó en esta tarea y publicó, en 2004, "Neruda. Sus mejores poemas" (El Mercurio-Aguilar), en cuyo prólogo se lee: "Pudo escribir 'los versos más tristes', y desde luego los más llenos de angustia, pero también los más jubilosos, apasionados, leves, vociferantes, herméticos, transparentes, íntimos, épicos, meditabundos, a lo largo de una creación que él entendió, a la manera de Victor Hugo, como 'trabajo y cantidad'".Una opinión similar tiene Óscar Hahn: "Neruda fue un poeta bastante prolífico. Esa productividad se manifestó...

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