A 50 años de la Nacionalización del Cobre: tres miradas de las luces y sombras del proceso
"Patricio Aylwin pidió a los congresales que aprobaron la reforma en bloque se pusieran de pie, y así lo hicieron los 158 senadores y diputados presentes", informaba en primera plana el diario "El Mercurio" en su edición del 12 de julio de 1971, con un artículo titulado "Por unanimidad en el Congreso Pleno, Nacionalizado el Cobre". Aplausos y el Himno Nacional siguieron en esa histórica jornada, relata parte de la misma noticia, sobre lo acontecido la jornada previa, e1 l1 de julio de 1971, y que se prolongó hasta las 20:30 horas, durante el gobierno de Allende, en un episodio que vino a culminar un progresivo traspaso al Estado de yacimientos de la gran minería del cobre, algunos de los cuales, desde principios del siglo XX estaban en manos de compañías norteamericanas.El amplio apoyo parlamentario a la medida, no obstante, no evitó que se desencadenaran juicios y arduas negociaciones que culminaron en 1974 -ya con Pinochet al mando-, por la cual una comisión encabezada por el abogado Julio Philippi tuvo que negociar con las compañías que habían sido afectadas por el no pago de indemnizaciones, transformándose la Nacionalización del Cobre en uno de los episodios más controvertidos de la historia económica chilena, con luces y sombras.Un trabajo del historiador René Millar en que aborda en profundidad todo este proceso, plasma que en tres de los cinco yacimientos, la Contraloría de la época de Allende había deducido de los montos a pagar por indemnización "bienes en mal estado", "derechos sobre yacimientos" y "rentabilidades excesivas", lo que había hecho que en los casos de Chuquicamata, Salvador y El Teniente, sus dueños extranjeros resultaran con montos en contra, es decir, se había resuelto que no correspondía indemnización. Y en los otros dos casos, Exótica y Andina, se les habían reconocido derechos a US$ 10,1 millones y US$ 18,2 millones, respectivamente.Tras apelar al Tribunal Especial del Cobre (TEC), los casos saltaron a tribunales en NY y Europa, por lo que ya en noviembre del 73, Philippi tuvo que hacerse cargo de las tratativas, cinco grandes negociaciones, con Cerro Corporation (Andina); Anaconda (Chuquicamata y El Salvador), Kennecott (El Teniente), y Opic (cesionaria de Anaconda en Exótica), que le significaron al Estado chileno acordar pagos por US$ 377, 2 millones de la época, entre indemnizaciones y deudas pendientes (al nacionalizarse las minas producían unas 571 mil toneladas de cobre fino).Aquella cifra equivale a unos US$ 1.370,9 millones de 2020 (al reajustar por el Indice de Precios al Productor de Estados Unidos), o el equivalente al 3,4% del PIB de Chile de 1974, según cálculos de José Díaz-Bahamonde, profesor del Instituto de Economía UC.Las negociaciones, según el texto de Millar, fueron "altamente convenientes para el país", pues los acuerdos "terminaron siendo muy bajos con relación a lo que aspiraban las compañías norteamericanas, e incluso con respecto al valor objetivo de los bienes nacionalizados".La Nacionalización dio paso a Codelco, que hoy se sitúa como la mayor minera del mundo en producción de cobre, cuya producción alcanza 1,7 millones de toneladas de cobre fino al año -de un total país de unos 5,7 millones de toneladas-, y que solo este año le entregaría al fisco unos US$ 6 mil millones en excedentes y que en un balance en los 50 años, ascienden a unos US$ 115 mil millones.A exactos 50 años de aquel hito, "El Mercurio" revisitó esta historia a través de tres voces: la histórica, con el historiador UC Patricio Bernedo; con una protagonista de los hechos, la abogada experta en minería Laura Novoa -quien trabajó en Anaconda, y luego siguió una vez asumido Allende y más tarde aún, Pinochet, y quien fue parte del equipo negociador-, y con el actual presidente de la estatal, Juan Benavides, en la mirada de futuro para Codelco.Laura Novoa, abogada y parte del equipo negociador de las indemnizaciones: "De la nacionalización misma no puedo sacar nada positivo, pero sí del hecho de que se haya arreglado con las empresas. Quedó abierta la posibilidad para la inversión futura"Laura Novoa Vásquez (90) nació en Chuquicamata. "Estoy unida al cobre desde que nací", cuenta esta abogada, que tras estudiar leyes en Valparaíso, rápidamente su carrera se orientó a la industria minera. Su primer trabajo fue en Anaconda, en 1955. "Partí cuando a las empresas extranjeras se las miraba con mucho respeto, pero a medida que pasaba el tiempo empecé a ver que arreciaba la hostilidad con que se trataba a los inversionistas extranjeros. Fue un fenómeno que se fue intensificando, y no es difícil que se vuelva a repetir, a menos que quienes manejan la parte política logren obtener consensos", alerta.Luego, una vez en marcha el proceso de...
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