A 30 años de la Mediación, aún quedan episodios inéditos, cargados de emoción
Un episodio que cobra más actualidad en estas horas en que se vive una tensión innegable con otro país limítrofe, Bolivia, y cuando aún no se terminan de atar los cabos de la que se zanjó el año pasado, con el tercero de nuestros vecinos, Perú.
Por esas cosas del destino -en que la ideología no está ausente-, el exitoso proceso que comenzó en 1978 -cuando la guerra era inminente- y culminó en 1984 -en la sala Reggia del Vaticano- con chilenos y argentinos firmando la paz conseguida gracias al compromiso en que "se jugó" quien hoy es San Juan Pablo II, no suele refrescarse como sí se reviven otros momentos importantes de la historia reciente.
Y Orrego es de los pocos que queda para contarlo... con la particularidad de que, cuando lo hace -en esta conversación que sostuvimos, él en París, atendiendo un nuevo caso de arbitraje, y yo en Chile- saltaron acontecimientos que hasta ahora estaban inéditos.
Desconocidos y no leves, como cuando recibió la amenaza de secuestro de la menor de sus hijas. O los discretos y fluidos contactos personales que sostenía con líderes de la oposición a Pinochet, entonces: Eduardo Frei Montalva y Clodomiro Almeyda.
La mediación papal solo ha existido dos veces
-Con su experiencia y comparando, ¿podríamos decir que la Mediación Papal en el diferendo austral es el proceso diplomático de mayor trascendencia para Chile?
-La Mediación Papal fue un proceso diplomático único, en un contexto de gran complejidad. Ha habido muchas otras situaciones que surgieron con ocasión de conflictos con países limítrofes, pero su naturaleza fue diferente, aunque también compleja. La intervención de quien es hoy San Juan Pablo II fue el evento determinante de una solución pacífica del conflicto que separaba a Chile y Argentina. Hubo muchos ofrecimientos de mediación espontáneos, el Rey de España, Giscard d'Estaign, Kissinger y otros, pero ninguno podría haber asegurado el resultado que hoy guía las relaciones entre los dos países.
"Que la Mediación Papal haya sido además de providencial, única, lo respalda el hecho de que antes, en la historia de la Santa Sede, solo hubo una, en la década de 1880 para un diferendo entre Alemania y España por las Islas Carolinas. Después, ninguna más. En ese sentido, hay que decir que Juan Pablo II se jugó el todo por el todo".
La guerra estuvo ahí... en varias ocasiones
El Papa lo dijo cuando aceptó la Mediación, y "Cato" Orrego vivió en carne propia lo muy cerca que estuvimos de la guerra en el año 1978. A medida que se precipitaban los meses de ese año -después que Argentina desconociera el Laudo arbitral-, se sucedían acontecimientos, muchos de los cuales no se publicitaban para no echarle más leña a la hoguera: expulsiones masivas de chilenos de la Patagonia, ejercicios de oscurecimiento en Buenos Aires, cierre de pasos cordilleranos para todo tipo de vehículos, provocativas violaciones de nuestro espacio aéreo y marítimo. Nuestro país, por su parte, esperando en cualquier momento un ataque por sorpresa, tenía habilitadas las carreteras como pistas de aterrizaje para aviones, los buques de guerra desplegados en el sur, los techos de los hospitales pintados con cruces blancas para ser identificados desde el aire.
Orrego era a esas alturas delegado chileno de la comisión negociadora que "operó" durante el año 78. Su contraparte argentina, el general Ricardo Etcheverry.
-¿Cuán cerca se sintió usted del estallido de una guerra; y hubo después algunos otros momentos de alta amenaza bélica de los que poco y nada se supo?
-En 1978 la guerra fue inminente y la tensión enorme, especialmente hacia el mes de diciembre. Muchas amigas llamaban a mi señora para preguntarle si debían almacenar leche, agua y alimentos. Ella respondía que había...
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